Las granjas de pollos avisan de desabastecimiento en octubre

A.P.L.
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Rubén Torre, que puso en marcha una explotación integrada, advierte de los altos costes de producción

Las granjas de pollos avisan de desabastecimiento en octubre

No se está causando alarma injustificada, «es la realidad del sector» y «se viene avisando desde hace ya varios meses». Rubén Torre, productor de pollos de Abejar, advierte de la grave situación en las granjas de pollos, lo que puede llevar al desabastecimiento de esta carne tras el verano. «Nos hemos visto abocados a un descenso de contratos, ya que se redujeron significativamente las entradas y los ciclos de camadas. También cayeron los precios de los animales que estábamos produciendo», detalla. Entonces, las empresas integradoras pidieron un esfuerzo a los productores que  éstos aceptaron. «Pero ahora nos hemos encontrado con este incremento de costes en las explotaciones y no somos capaces de asumirlos porque estamos en un sistema de crianza que es la integración, no tenemos poder para repercutir los sobrecostes de nuestro producto en el precio del producto final. Somos un eslabón de una cadena y no se nos permite intervenir en el precio de los animales», apunta.

De ahí la insistencia de los granjeros, que hace cuatro meses ya solicitaron una solución al Ministerio de Agricultura, sin haber recibido respuesta hasta el momento. «Al final, habrá explotaciones que no puedan hacer frente...», lamenta. Las empresas integradoras quieren contar con explotaciones modernas y vanguardistas con un nivel de bienestar animal elevado, proteína barata y de primera calidad y unos índices de conversión excelentes, pero «las inversiones hay que pagarlas, hacer frente a los costes y ganarnos la vida dignamente sacando adelante las explotaciones». «Tener precios justos por lo que nos piden que produzcamos es lo normal», reclama, «el pollo ha subido pero a los productores no nos han dado ni un céntimo más por animal».

precios. Los gastos fijos se han incrementado un 60% y eso no se traslada al precio final del animal. En el sistema actual la empresa integradora se ocupa de la alimentación y la venta, pero los productores aportan las instalaciones. En el último año, por ejemplo, los precios de las materias para hacer la cama de los animales (viruta, cáscara de avena, de pipa, de arroz...) han subido un 30%. Otro gasto fijo de la explotación es el combustible para calentar las instalaciones, bien sea de gas o biomasa, que han incrementado su precio un 50-55% en un año, o de electricidad, con aumentos del 100%. En su caso, ha llegado a pagar un 120% más en las facturas, comparando las crianzas de 2021 y 2022.

Ahora producir un pollo cuesta de 17 a 20 céntimos, hasta alcanzar los 50 céntimos de costes en las instalaciones de engorde. Además, los contratos «llevan años sin actualizarse». «Pedimos precios justos por lo que se nos pide que produzcamos», insiste el granjero soriano, cuya explotación ha pasado de las 74.000 plazas ocupadas (el total que tiene) a las 66.000 por la situación actual. Igualmente, advierte de que un «parón» de productores afectaría  muy negativamente al mercado alimentario. «La de pollo es la carne más consumida por ser saludable, económica y la de mejor calidad», subraya.