Contra el miedo o la incertidumbre todo vale, «también La cobardía». Y ése es precisamente el tema que da título al nuevo poemario del soriano Víctor Angulo en el que se dan cita ese sentimiento de no formar parte de ningún lugar, lo efímero del paso del tiempo o esa amalgama de angustias y pequeñas magias que conforman la intimidad. Porque para el autor, la literatura es «un proyecto muy vinculado a la vida» y, en ese sentido, Angulo ha volcado en La cobardía sus inquietudes y buena parte de sus vivencias. Como aquel paseo por el bosque de la mano de su abuelo, siendo niño, en el poema que da nombre a la obra, y «que habla de esa actitud que se acaba teniendo con el paso del tiempo», explica el autor.
Pero el poemario también está jalonado por todos esos lugares comunes (el parque de La Dehesa, la Ferretería La Llave, el molino de la Solana) que se observan con ojos del pasado pero desde el presente, o incluso por esa extrañeza de no ser de ninguna parte cuando atraviesa polígonos industriales.
De alguna manera, insiste el autor, La cobardía responde a esa dualidad entre el mundo despersonalizado que se ve y se consume a través de la pantalla de un dispositivo electrónico y la intimidad, lo más hondo; entre lo épico y lo lírico; entre poemas extensos y otros más cortos. «Intento siempre dar una experiencia lectora engarzando distintas emociones y sentimientos», aportando distintos puntos de vista, abriendo las mentes, insiste Angulo.
La cobardía comienza, en realidad, donde lo dejó su anterior poemario, Street view: en esas áreas industrializadas deshumanizadas, en una vida más pendiente de su reflejo en las pantallas que de ser disfrutada, en una sociedad en la que incluso viajar es un objeto de consumo. «En La cobardía he intentado indagar en algunas cosas que en Street view quedaron pendientes», agrega.
La primera parte del libro, Round around, vuelve a reflejar esa sociedad 'abducida' por la vida virtual que ya presentía en Street view y que el confinamiento y las etapas más duras de la pandemia de la covid-19 no han hecho sino confirmar. «Fui consciente de que era lo que había sucedido», insiste Angulo. Pero en La cobardía, da un paso más allá. «Aquí se habla de consumir paisajes y realidad a través de las pantallas, sin contacto directo. La realidad cada vez está más filtrada», expone el poeta.
Su mirada también se dirige a la transformación de la propia ciudad, que sirve de hilo conductor de los versos que proyectan no sólo el paso del tiempo, sino también el propio devenir del ciclo vital. «La importancia del paso del tiempo se acaba reflejando en casi todos mis libros», explica el poeta.
Y, en este caso, La cobardía también habla de cómo esa transformación se acaba reflejando «en la trayectoria vital» de cada uno. Para el autor, la melancolía es «un estado transitorio de juventud y las personas,/ al igual que los comercios,/ cambian al mismo ritmo/ con que cambia su velocidad de consumo». La última parte del poemario, Dejarse llevar, sin embargo, es la sección más íntima de La cobardía, un lugar en el que confluyen los sentimientos más profundos, las decepciones; los afectos o esas indiferencias que no se entienden, las rupturas.
Es, avanza Víctor Angulo, el preludio de una nueva etapa poética. No sólo en lo temático, sino también en lo estilístico con poemas más «breves» y «bastante distintos «a La cobardía.
Ritmo, construcción
El ritmo, «la sonoridad del lenguaje y cómo se engarza una palabra con otras me interesa», explica el poeta. También, destaca, esa fascinación por la construcción de cada poema, la forma en la que los versos van encontrando su forma en narrativas «más prosaicas» o más líricas.
La cobardía, publicado bajo el sello editorial de Sr. Scott, Street view, Una casa victoriana, Son airadas las cigüeñas y Cierra despacio al salir, son algunas de las obras publicadas por Víctor Angulo.