Volver a clase en Soria tras huir de la guerra

Ana Pilar Latorre
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Dennis, Katya y Diana, que viajaron con sus familiares de Kiev a Noviercas tras la invasión rusa, empezaron el lunes las clases de quinto curso de Primaria en el colegio de Ólvega

Volver a clase en Soria tras huir de la guerra - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez

Son las ocho y media de la mañana y Dennis,Katya y Diana (de 10 y 11 años) se preparan en la casa que viven en Noviercas para coger el autobús que desde el pasado lunes les lleva al colegio en Ólvega. En la provincia son un total de 13 niños (de los 270 de Castilla y León) los que ya han comenzado el proceso de escolarización para refugiados de Ucrania que ofrece la Junta de Castilla yLeón. Las dos niñas y sus madres, que se conocieron en la frontera con Polonia huyendo de la guerra, llegaron a Noviercas hace tres semanas después de que Francisco Egea, que regenta el teleclub de la localidad, las recogiera allí. Días después vinieron la prima de la madre de Katya y Dennis con su madre y su abuela, por lo que ahora hay tres familias de los alrededores de Kiev, de ciudades que están casi totalmente destrozadas, en la casa cedida por el ayuntamiento. 

Los tres se apresuran a terminar el desayuno, recoger y fregar los cacharros y preparar las mochilas para salir hacia la parada de autobús. Hace bastante frío, pero sus madres nos dicen -a través del traductor del móvil- que están acostumbrados. Los chicos están contentos en el pueblo, del que les gusta mucho su naturaleza y del que dicen que es «muy hermoso». Sobre su vuelta al cole 'a la soriana' responden agradecidos por nuestra visita que «todo muy bien». Pueden ir los tres a la misma clase, a 5ºB, y ya les han dado los ordenadores para poder seguir las clases, para lo que cuentan con un traductor. Miriam, la pareja de Francisco, comenta que poder ir al colegio es un paso más en el proceso de adaptación de estas personas que han tenido que dejar todo lo que tenían en Ucrania y que aquí «necesitan de todo». Sus familiares están bien y están en «contacto permanente» con ellos, confirman sin querer dar más detalles, y las mujeres esperan poder empezar a trabajar cuando aprendan a hablar español un poco mejor porque tienen ganas de llevar una «vida normal», bueno, normal entre comillas.

Se despiden cariñosamente de sus madres, que sonríen constantemente a sus hijos para darles ánimo y transmitirles tranquilidad, y suben al autobús con otros niños del pueblo y los alrededores. Tras el trayecto de ocho kilómetros en transporte escolar, los tres llegan al colegio y entran con los compañeros y profesores. Poco a poco se irán adaptando a la rutina y aprendiendo el idioma, lo que puede ser el principal reto, aunque es verdad que a los niños les resulta más fácil. La palabra que repiten mucho y que pronuncian ya a la perfección es «gracias».

Volver a clase en Soria tras huir de la guerraVolver a clase en Soria tras huir de la guerra - Foto: Eugenio Gutierrez Martinezadaptación. Por otra parte, el colegio Trilema recibe a ocho niños de Ucrania que han llegado a Soria recientemente. En el centro se van a unir a otros alumnos de la misma nacionalidad que llegaron a Soria antes de la guerra, que serán un factor muy importante para su integración. Igualmente, a Escolapias acudirán en breve otros seis niños y en ese centro también había antes alumnos de ese país.

La directora de Trilema, Elena Borjabad, cree que la escolarización debe realizarse de forma inmediata en las mejores condiciones y se tienen que agilizar los trámites todo lo que se pueda. «Hay que tener presente que, hasta hace un mes, sus vidas eran muy parecidas a las de cualquier otro niño. Iban a la escuela y tenían sus rutinas. De repente todo se rompe, todo cambia… Por lo que cuanto antes se escolaricen, antes establecerán nuevas rutinas que les permitan 'normalizar' sus vidas», apunta la directora. Eso les ayuda, añade, a «tener momentos en los que se olviden de todo lo que han tenido que vivir». 

En el Colegio Trilema tienen muy presente que «además de enseñar lo que aparece en el currículo, es necesario dotar a nuestros alumnos de valores y habilidades para la vida que favorezcan el desarrollo de personas independientes y seguras de sí mismas y, para ello, las emociones juegan un papel fundamental». Elena Borjabad hace referencia a la importancia de «contactar con la familia para conocer cómo están viviendo y sintiendo la situación en su ambiente más cercano» y, a la vez, «que tengan en el centro personas de referencia que les ayuden a gestionar la adaptación de la mejor manera posible». El principal problema al que se enfrentan ahora es el idioma, reconoce la docente, por lo que «es importante contar con aulas de enlace» y, fundamentalmente, necesitan clases de inmersión en castellano y profesores de refuerzo. Sobre los primeros días en el centro, por otras experiencias saben que «no son fáciles» porque «tratan de adaptarse a un nuevo idioma, a un nuevo centro y un nuevo sistema educativo». Si saben inglés la comunicación puede ser más fácil. 

Volver a clase en Soria tras huir de la guerraVolver a clase en Soria tras huir de la guerra - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez«En Trilema estamos haciendo un esfuerzo para que ellos se sientan como en casa. Lo primero es que se adapten al colegio, a un sitio nuevo. Lo curricular y educativo irá luego rodado. Al resto de alumnos les hemos pedido que no les agobien y que sean pacientes a la hora de comunicarse con ellos, porque estar todo el día encima no es positivo», incide la directora de este centro escolar concertado de Soria capital.  

Los niños se incorporan a aulas donde ya había niños ucranianos y «ha sido más fácil la integración y adaptación al centro porque estos niños actúan como traductores». «Sus compañeros ucranianos se han convertido en alumnos ayudantes de acogida que se encargan de enseñarles todo el centro y de resolver los problemas que van surgiendo», señala. Ya están trabajando con los profesores de compensatoria, en un aula de inmersión lingüística donde, diariamente, se favorecerá el aprendizaje del idioma.

Sobre los recursos necesarios en este proceso de escolarización que ya se emplearon en otras ocaciones (alumnos de Bosnia, Siria, Afganistán...), en Trilema «hay un plan de acogida para atender a los alumnos que se incorporan tardíamente al sistema educativo, que incluye todas las actuaciones necesarias para que su adaptación sea lo más adecuada posible». Hay aulas de compensación educativa, horario de inmersión lingüística y un departamento de orientación con los recursos adecuados para atender sus necesidades. Además, en este centro se cuida especialmente que los alumnos que se incorporan «se sientan 'en familia', favoreciendo en todo momento una estabilidad emocional que les permita aprender y crecer como personas». 

Volver a clase en Soria tras huir de la guerraVolver a clase en Soria tras huir de la guerra - Foto: Eugenio Gutierrez Mprotocolo. Según el apartado dedicado a la educación del 'Protocolo de actuación con las personas de origen ucraniano desplazadas' de la Junta de Castilla yLeón, «se garantiza una plaza escolar a los niños ucranianos en todas las etapas educativas no universitarias (Infantil, Primaria, EducaciónEspecial, Secundaria y Bachillerato)».En función de la localidad de acogimiento, la Dirección Provincial de Educación busca plazas disponibles en centros escolares cercanos. Igualmente, se ponen a disposición los centros de la red de educación de personas adultas.

Hay que recordar que el pasado fin de semana llegaron a Soria capital a través de un programa de protección temporal del Gobierno de España un centenar de refugiados ucranianos (de edades comprendidas entre pocos meses y los 80 años y, sobre todo, madres con niños). Tras unos días en Pozuelo de Alarcón (Madrid), se trasladaron a Soria, donde reciben atención de la Fundación Apip-Acam. Todos cuentan con permiso de residencia y permiso de trabajo para lograr la inserción laboral; y tienen derecho a acceder a la sanidad y la educación. Están alojados en dos hostales de la ciudad (Viena y Vitorina) y en los últimos días han recibido continuas muestras de solidaridad en forma de donaciones de ropa (que ya no se recoge), productos de higiene (jabones, champús, pañales...) y alimentos (potitos y palillas para bebés). Las administraciones mantuvieron esta semana una reunión para coordinar la atención a refugiados.