Sostienen en algunas 'elites' futbolísticas que esos 120 millones de euros que pagó el United por Pogba ha sido una de las mejores maniobras jamás ejecutadas por un representante (Mino Raiola) en la historia del fútbol moderno. Me decía uno de los críticos: «¿Qué tiene Pogba que no tengan otros en su puesto?». La respuesta no era sencilla, en primer lugar porque… ¿cuál era ese puesto? ¿Mediocentro defensivo, pivote al uso o mediapunta? Pogba es pura exuberancia física, el tipo de la zancada de los 120 kilos… pero casi siempre por debajo de las expectativas. Uno de esos «mejores jugadores del mundo en potencia», como Bale, Dybala y otros muchos que no terminan de dar el último paso.

A sus 26 años sigue siendo más apariencia que realidad. Luce un palmarés brillante (campeón del mundo para empezar), pero las ovaciones suelen llevárselas otros; es más, en Rusia'18 cualquier mediocampista (Matuidi o Kanté) cuajó mejor campeonato que él. En aquella Juventus en la que ganó cuatro Ligas consecutivas, tampoco era el mejor en su parcela ni de lejos. Y sin embargo, gozó y goza de prensa y cartel y el favor de la crítica -no tanto el del público, siempre con la mosca detrás de la oreja-, describiendo un «futbolista total» (indefinible) con una capacidad asombrosa para «cubrir campo» (un toldo) y recorrer kilómetros «sin descanso» (un cortacésped)… y además tiene «mucho gol» (siguen 'vendiendo el producto': ha marcado 52 en 215 partidos como profesional, 0,2 por partido).

¿Es lo que el Real Madrid necesita? ¿Mejora en mucho a Kroos o a Modric? Tal y como está el madridista medio, en cierto modo ahogado en una temporada de sequía, le vale casi cualquier cromo. En época de crisis, una cara nueva consuela y mitiga las críticas… aunque acertar o no, sobre todo leyendo el precio, ya es otra cosa.