La mano de Alejandro Huerta en el Izarra

S. Recio
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Alejandro Huerta vive su primera experiencia como entrenador tras su paso por el Numancia

La mano de Huerta en el Izarra

Tras 13 años en el Numancia, Alejandro Huerta tenía que salir del club tras el descenso del primer equipo a Segunda Federación. El técnico, un hombre de la casa, tuvo que debutar en los banquillos tras la destitución de Manix Mandiola, una situación nada sencilla que asumía por amor al club y como un reto personal. «Estoy agradecido porque en un momento difícil se apostó por mí», reconoce. 

A pesar de mejorar los números de su antecesor, el 30 de junio de 2020 culminaba su contrato con el equipo rojillo y nueve meses después, el Izarra apostaba por el técnico. Ahora tiene al equipo en la zona media de su grupo de Segunda Federación, buenos números que confirman el trabajo del soriano al frente de este equipo. «Aunque el objetivo es la permanencia, queremos ser ambiciosos», avisa Huerta.

Hasta llegar a esta situación ha pasado por una etapa de barbecho, más de media temporada sin equipo hasta encontrar su primera oportunidad lejos de Soria. En todo ese tiempo se ha preparado y ahora cuenta con munición extra además de todas la experiencia que acumuló en el Numancia.

Transición. No continuar en un club tras una mala temporada no es una gran publicidad para cualquier entrenador, aunque en el caso de Alejandro Huerta, su labor fue valorada en el mundo del fútbol. «Desde fuera se ve solo el descenso, pero la gente con la que hablé ese tiempo era consciente del trabajo que se había hecho», cuenta el técnico. «Era consciente de que cuando estás ahí, estás condicionado a los resultados, pero no me lastró porque estaba contento con el trabajo realizado», añade.

Desde el primer día, el soriano no descansó. Tras mucho tiempo en los banquillos, por primera vez pudo ver fútbol desde la calma, analizar la evolución de este deporte y empaparse de nuevas ideas. «Hubo tramos en los que agradeces el descanso, pero el gusanillo del fútbol siempre te pica y hubo momentos complicado», reconoce ahora Huerta. «Hay contactos con clubes, pero cuando no salen ciertas cosas se hace difícil», continúa el técnico. «Aproveché todo ese tiempo para formarme, quería estar preparado para lo que llegase en ese momento», recuerda con buena memoria.

La llamada del presidente del Izarra dio su primera oportunidad al entrenador soriano. Aunque ahora todo va bien, hubo un tiempo en el que el equipo ocupó la última posición, y ahí salió el Alejandro Huerta que había aprendido de su etapa en el Numancia.

El reto. Cuando Alejandro Huerta iniciaba la nueva temporada con el Izarra, la plantilla sufría una amplia reestructuración. 18 nuevos jugadores y un equipo muy joven, ponían a prueba al soriano. «Si algo aprendí de mi etapa con el Numancia es a manejar la presión que exige esto», cuenta. «Esa experiencia me ha servido para afrontar los momentos complicados», narra con sinceridad.

El inicio de liga fue difícil , las victorias no llegaban y los resultados en el fútbol pesan mucho más que las buenas sensaciones. «Perdimos muchos partidos por la mínima», analiza. «Con el paso de las semanas los puntos no eran suficientes y eso nos llevó a estar en descenso», manifiesta. En ese momento Huerta mantuvo la calma, confiaba en su equipo.

Agradece también el entrenador de Abejar la paciencia de la dirección deportiva del Izarra. «Puede que en otros clubes hubiesen decidido cesar al técnico, pero la paciencia aquí ha sido clave», reconoce. Ahora suma tres victorias y un empate en cuatro partidos y su equipo ya esta en la zona media.

El objetivo es la permanencia. «Esa tiene que ser la idea principal, mantener al equipo en esta categoría nacional», afirma. Pero también el soriano aporta un matiz. «Tenemos la idea de no ponernos techo y quién sabe si llegar al playoff», avisa. Alejandro Huerta no pasa frío lejos del Numancia.