Peor imposible

M.H. (SPC)-Agencias
-

La situación actual del mercado agroalimentario español ha llegado a unos límites nunca antes conocidos. Desabastecimiento, explotaciones al borde del colapso, sequía, desamparo por parte de la administración...

Peor imposible - Foto: Javier Pozo

El viernes pasado el ministro de Agricultura, Luis Planas, manifestó que el suministro de alimentos en España «está asegurado» porque el sector tiene una autonomía «muy fuerte». Tres días después, este lunes, Planas reiteró que no habrá desabastecimiento alimentario en España y añadió que «no es una situación ni mucho menos de las más graves, tenemos un nivel altísimo de abastecimiento alimentario y es un motivo de orgullo. Tenemos un nivel de autonomía alimentaria que me permite decir que no hay ningún problema de desabastecimiento, a pesar de las imágenes que están saliendo de acaparamiento de productos, que no tiene sentido». Volvió a insistir en lo mismo el martes, después del Consejo de Ministros, y el miércoles, en el Congreso de los Diputados.

Sin embargo, el mismo martes el principal centro de distribución alimentario del país, Mercamadrid, alertaba de que había recibido la mitad de la mercancía habitual -algo que Planas achacó a «problemas en origen"-. Seguramente dependa mucho de la duración de la guerra en Ucrania, pero algunas señales están poniendo muy tensos a agricultores y ganaderos ante la posibilidad de no ser capaces de abonar sus cultivos o alimentar a sus animales. Así como también a la industria, que se está viendo ya afectada por la subida de la energía o la escasez de aceite de girasol.

En cuanto al alimento para el ganado, el portavoz de Agricultura del PSOE en el Congreso, Juan Francisco Serrano, pedía el pasado viernes «tranquilidad y serenidad» al sector agroganadero porque el abastecimiento de cereales «está garantizado» a pesar de la disminución de las importaciones por la invasión de Ucrania por parte de Rusia. En ese sentido, el Ministerio de Agricultura publicó el martes una Resolución por la que se flexibilizan temporalmente los requisitos específicos para la importación de maíz de Argentina y Brasil, lo que facilitará la entrada en España de materias primas destinadas a la alimentación animal que suplan la paralización de las importaciones de Ucrania por la situación de guerra en la que se encuentra este país tras la invasión rusa.

Peor imposiblePeor imposible - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez. Eugenio GutiérrezAnte la incertidumbre existente por la posible carestía de maíz provocada por esta situación, la Comisión Europea convocó a los Estados miembros a una reunión el pasado viernes para analizar las medidas a adoptar con el objeto flexibilizar determinados requisitos fitosanitarios aplicables a las importaciones procedentes de terceros países, en el marco en la normativa comunitaria de aplicación y en base al análisis de riesgos realizado por cada estado miembro. Muchas voces en el sector ya se habían alzado para solicitar este tipo de medidas.

Agricultura se reunió con la Asociación Española de Comercio Exterior de Cereales y Productos Análogos (AECEC) el pasado jueves día 10 y volvió a hacerlo el lunes para analizar las medidas de flexibilidad que afectan al maíz procedente de Argentina y Brasil. En las citadas reuniones se ha constatado que el maíz procedente de Estados Unidos no presentaba ningún problema a estos efectos, no siendo necesaria ninguna medida excepcional.

En base a la información suministrada por la AECEC y, tras realizar el correspondiente análisis de riesgos en relación a diez productos fitosanitarios, se ha llegado a la conclusión de que seis de ellos no presentan ningún problema a la luz de la legislación actual. Para los cuatro restantes, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha acordado establecer un límite superior de acuerdo con el citado análisis de riesgos, en aplicación del artículo 18 del Reglamento 396/2005, relativo a los límites máximos de residuos de plaguicidas en alimentos y piensos de origen vegetal y animal.

Peor imposiblePeor imposibleEn base a todo ello, el Ministerio publicó el martes la Resolución, que se aplicará temporalmente para el maíz originario de Brasil y Argentina y para determinados residuos de plaguicidas. Esta medida resuelve los problemas técnicos planteados por el sector importador y ofrece al mismo tiempo certidumbre y flexibilidad, sin poner en riesgo la seguridad alimentaria. De esta forma, las empresas que operan en el extranjero podrán traer maíz para la alimentación animal de los principales países productores del mundo y, con ello, garantizar el suministro del sector ganadero en España.

El problema puede venir con los precios a los que llegue ese cereal de Brasil, Argentina o Estados Unidos. Con las exportaciones ucranianas y rusas fuera de juego, el mercado se tensionará y las cotizaciones, ante una oferta más reducida, posiblemente sigan subiendo y hagan ya insostenible la alimentación de los animales en algunas explotaciones.

Por lo que se refiere al abastecimiento de fertilizantes, la Asociación Nacional de Fabricantes de Fertilizantes (ANFFE) ha advertido de que el conflicto bélico en Ucrania y el impacto de las medidas que han adoptado tanto Rusia como la UE han acelerado el incremento de los precios de la energía y de algunas materias primas, afectando de «manera importante» a este sector, provocando dificultades en el abastecimiento y un «aumento extraordinario» de los costes de producción.

Ante esta situación, los fabricantes consideran que «ahora más que nunca es imprescindible reducir los obstáculos y barreras que lastran la competitividad de las empresas» y señala que es «necesario apoyar a una industria que es clave en la producción agrícola». Rusia exporta a la UE alrededor del 45% del gas que consume y es uno de los principales proveedores de fertilizantes para la UE, un insumo básico y clave para la producción agrícola. Sin esos fertilizantes, la agricultura española reduciría su rendimiento de manera preocupante.

 

Medidas.

La realidad es que la situación actual obliga a tomar medidas para asegurar y aumentar la producción de alimentos, tanto para consumo humano como para el ganado. El problema es que, a pesar de que esas medidas se pongan en marcha inmediatamente, darán sus frutos a medio o largo plazo, lo que evidencia la dependencia comunitaria en ciertos aspectos clave. Y las asociaciones de productores y las organizaciones agrarias necesitan ver señales políticas de que se está haciendo algo para remediarlo.

En ese sentido, la UE y el Gobierno español estudian un despliegue de actuaciones, en el marco de la Política Agraria Común (PAC) o de las reglas comerciales ante el encarecimiento de las materias primas y su repercusión en la cesta de la compra. Sin embargo, han reconocido que las medidas que se barajan darán fruto a medio o largo plazo y que incluso es el momento de plantear cambios de calado. Más allá de las herramientas pensadas para funcionar en poco tiempo, crecen las voces gubernamentales y sectoriales a favor de una estrategia para reforzar la «soberanía alimentaria» de la unión Europea.

La semana próxima está prevista la celebración de un Comité de Gestión de la UE -con representantes de los Estados miembros- que podría dar el visto bueno el jueves a ayudas por retirar o por el almacenamiento privado de carne de porcino. La UE debate por otra parte la utilización de tierras en barbecho para aminorar el déficit de materias primas, algo que ya se ha pedido dentro de España, como hizo el martes Jesús Julio Carnero, consejero de Agricultura de la Junta de Castilla y León. Este uso de los barbechos podría servir para paliar en cierta medida la reducción de cosecha que sin duda se va a producir este año debido a la sequía; aunque en las últimas fechas ha caído agua, hay zonas de España en las que el daño a los cultivos es ya irreversible. Además, está en el punto de mira la activación de la «reserva de crisis», para la que se detrae presupuesto de la PAC, una herramienta no utilizada ni siquiera durante la pandemia.

La invasión rusa «trastoca» la agricultura, provoca «una tormenta perfecta» y apuntala la dependencia del exterior en abonos o fertilizantes, según ha subrayado el director de relaciones internacionales de ASAJA, Ignacio López.

En relación a la ganadería, López ha recalcado la necesidad de «reforzar la capacidad productiva» de materia prima para piensos, de forma que se pueda obtener carne a un precio razonable. Ante la pregunta de si hay tiempo para sembrar más cereales por el calendario, el representante de ASAJA ha señalado que sí, pero con rapidez y con otras actuaciones que acompañen a ese permiso para los barbechos. Como ejemplo, ha apuntado que existe un problema de disponibilidad de semillas certificadas, por lo que tal vez habría que suavizar momentáneamente esa condición.

Por su parte, el Comité de Organizaciones Agrarias y Cooperativas comunitarias (COPA-COGECA), que integra a asociaciones españolas, ha vuelto a argumentar la inoportunidad del Pacto Verde y ha reivindicado retrasar la estrategia 'De la granja a la mesa', que incrementa requisitos al productor con topes de reducción de fitosanitarios o limitaciones de abonos, medidas que mermarían la producción aumentando la dependencia exterior.

Y no se puede olvidar el problema del gasóleo, necesario tanto para agricultores como para ganaderos. El Gobierno tiene en su mano reducir los impuestos que gravan este producto, como ya han hecho muchos países de nuestro entorno, pero ha manifestado que no se tomará ninguna medida antes de final de mes, cuando lo cierto es que cada día cuenta para muchas explotaciones. La oposición, los empresarios y asociaciones de productores reclaman celeridad en tomar esas medidas.

Lo cierto es que, ante la situación actual, muchos agricultores están planteándose dejar el tractor en casa y ahorrarse insumos como el gasóleo, los fungicidas o los abonos de primavera. El cereal mantiene unas cotizaciones altas, pero con el tremendo aumento de los gastos de producción la rentabilidad desaparece.

Y en el caso de la ganadería la situación es aún peor. Los precios en origen no aumentan ni de lejos al mismo ritmo que los de los piensos o la electricidad y muchos profesionales están asumiendo pérdidas en espera de una mejora en la situación, aunque esa estrategia tiene una fecha de caducidad muy próxima y muchos de ellos podrían verse obligados a sacrificar a sus animales ante la imposibilidad de alimentarlos. El medio digital club_caza.com se hacía eco esta semana de Jonatan, un ganadero afincado en la localidad abulense de Muñogalindo que lleva más de medio año perdiendo más de mil euros al mes con sus 550 cabras guadarrameñas (raza en peligro de extinción) y que solicitaba ayuda para no tener que matarlas en un plazo muy breve porque su situación es ya insostenible.

 

La FAO alerta sobre las repercusiones.

La Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha advertido de que la escalada del conflicto en Ucrania anticipa repercusiones «significativas» en la seguridad alimentaria global, en la medida en que la región es un exportador clave de materias primas como el trigo. Para el director general de la FAO, Qu Dongyu, el conflicto en Ucrania es «otro reto significativo» en materia de alimentación en un contexto que ya venía lastrado por la pandemia de COVID-19. Rusia y Ucrania, ha explicado en un comunicado, tienen «un papel sustancial en la producción y el suministro global de comida». El responsable de la FAO ha admitido la incertidumbre derivada de «la intensidad y la duración» del conflicto y teme las «graves» consecuencias que puede acarrear para la alimentación a nivel global. En el caso de las cosechas de cereales, la fecha clave es junio, ha advertido. En concreto, «si el conflicto deriva en una repentina y prolongada reducción de las exportaciones», en el ejercicio 2022-2023 habría entre ocho y trece millones más de personas desnutridas, principalmente en la región de Asia-Pacífico, el África Subsahariana y Oriente Próximo y norte de África.