Tres años (in)olvidables de Covid

S.Almoguera
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Tras un trienio de restricciones sanitarias, se intenta reequilibrar la esfera social. Patologías como la depresión han crecido un 18% y aumentan las consultas a psicólogos

Tres años (in)olvidables de Covid - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez Eugenio Gutiérrez Martí

«Buenas tardes. Estimados compatriotas. En el día de hoy acabo de anunciar al jefe del Estado la celebración, mañana, de un Consejo de Ministros extraordinario para decretar el Estado de Alarma en todo nuestro país, en toda España, durante los próximos 15 días... Va a ser muy duro y difícil, pero vamos a parar al virus. Eso es seguro. Con unidad, responsabilidad y disciplina social». Aquella tarde del 13 de marzo de 2020 las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dirigidas a la nación preludiaban uno de los períodos más complicados de la historia reciente, una etapa que comenzaba llena de incertidumbre, temor y miedo, y de la que, tres años después, aún se arrastran algunas de sus consecuencias sanitarias, sociales y económicas. Alrededor de 676 millones de casos confirmados de covid-19 en todo el mundo hasta esta misma semana, de los que 13,7 se han registrado en España y 34.525 en Soria (a fecha de este martes); más de 6,8 millones de fallecidos en todo el planeta, 119.479 en todo el país y 389 (uno de ellos esta misma semana) en Soria, dan prueba de la dureza de una pandemia que fue en sus inicios especialmente virulenta en la provincia. «El coronavirus cierra los centros educativos y anula la actividad social, cultural y deportiva» informaba El Día de Soria en su edición de aquel 14 de marzo de 2020 en el que se confirmaba el primer caso: un hombre de mediana edad que permanecía aislado en su domicilio. «Soria es la segunda provincia con mayor índice de contagio», detallaba ya El Día de Soria una semana después, en su edición del 28 de marzo. 

Confinamiento, cuarentena, mascarilla, aforo, PCR o test de antígenos, curva de contagio, ola (seis hasta enero de 2022), distanciamiento social, vacuna, cierre perimetral, toque de queda, asintomático, brote, grupo burbuja, ventilación, gel hidroalcohólico, inmunidad de grupo y ómicron pasaron a ser palabras habituales. Tres años después, salvo la mascarilla (que sigue siendo obligatoria en centros sanitarios), parece que, al menos socialmente, la pandemia ha quedado atrás. Sin embargo, el coronavirus aún sigue activo, incluso a pesar de que Soria cuenta con una baja tasa de incidencia acumulada de 41,03 casos diagnosticados entre las personas mayores de 60 años a siete días (la media en Castilla y León se sitúa en 66,75 y provincias como Zamora cuentan con 186,27 por ejemplo). La covid-19 se encuentra actualmente en la provincia en situación de circulación controlada y, durante esta semana (hasta el 7 de marzo, última jornada en la que la Junta de Castilla y León ofreció datos), sólo se ha registrado un nuevo caso de coronavirus dentro de la estadística de la nueva estrategia de seguimiento y control de la pandemia que computa los contagios detectados en personas consideradas vulnerables (mayores de 60, personas inmunodeprimidas y mujeres embarazadas) y casos graves. 

Pero más allá del uso de la mascarilla en centros sanitarios y farmacias, las secuelas del coronavirus permanecen en un alto porcentaje de la población. Cien días de confinamiento estricto por el Estado de Alarma y las restrictivas fases de la 'desescalada' pusieron a prueba la salud mental «y la verdad es que creo que si lo juzgamos por el número de consultas de psicología, las consecuencias han sido importantes», señala Luis Ángel Romero, vocal-presidente por Soria del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León. Desde el inicio de la pandemia «hay que hablar de un incremento importante de problemas relacionados con la salud mental», agrega. Episodios cronificados de estrés, de ansiedad y angustia, pero también de otras patologías más graves como la depresión, «que se ha disparado un 18%», puntualiza Romero, o la esquizofrenia, por ejemplo. «Los estudios señalan que la covid-19, cronificando el estrés, ha roto la resiliencia» de muchas personas. Frente a lo que se estimaba en un principio, han sido los más jóvenes los que «mayor impacto emocional» han sufrido por el coronavirus y las restricciones sanitarias derivadas de éste, una situación que, en algunos casos, se ha visto doblemente afectada por «el deterioro de las dinámicas familiares» durante la pandemia.

Sí es verdad, puntualiza Romero, que en estos últimos meses se observa una tendencia a recuperar todo aquello que quedó interrumpido por la pandemia (los viajes, las celebraciones...). «Al final, el ser humano tiende a la reequilibración», explica, de ahí que ahora «se quiera disfrutar». 

Aunque lo importante es que muchos individuos se han dado cuenta en este tiempo de la importancia de la salud mental. Como aspecto positivo de la epidemia, destaca, se ha observado un aumento de personas que han perdido el 'miedo' a acudir al psicólogo y a hablar abiertamente de salud mental, «lo que es un beneficio social», insiste el vocal-presidente por Soria del Colegio de Psicólogos de Castilla y León. El problema, estima, es que esto no se ha visto reforzado desde las administraciones públicas con un aumento de recursos y profesionales de la psicología en la sanidad pública. «En la Atención Primaria, por ejemplo, no existe la figura del psicólogo y seríamos muy rentables» para evitar problemas mentales más graves y, sobre todo, para reducir el consumo de medicamentos, insiste Romero. «En España hay que apostar por la psicología», aconseja. Y, en este sentido, hace hincapié en uno de los colectivos más vulnerable, los adolescentes, en el que se observa un preocupante aumento de las conductas suicidas. En los institutos, precisa, también es muy necesaria la presencia de profesionales de la psicología. 

En este sentido, Luis Ángel Romero destaca que la pérdida de la salud mental ya ha sido considerada en el pasado Foro Geoestratégico de Davos como un riesgo global para la economía mundial. «Y en la pandemia hemos visto sus estragos», insiste el vocal-presidente por Soria del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León. 

en la escuela. La 'normalidad' ha tardado en llegar casi tres años en el caso del sector educativo. Ha sido a partir del presente curso escolar cuando se ha conseguido retomar la rutina prepandémica de excursiones, intercambios escolares. El coronavirus obligó primero a organizar en tiempo récord un sistema 'on-line' de clases sin experiencia previa y después a diseñar protocolos de seguridad para minimizar el alcance y evitar los contagios. Nacieron así los grupos burbuja, se impuso el uso de la mascarilla, se midieron al milímetro las distancias entre pupitres, se diseñaron itinerarios de entrada y salida. Fue, reconoce Laura Chamarro, directora del Colegio Nuestra Señora del Pilar (Escolapios), una etapa muy dura para los docentes, pero sobre todo para los alumnos, especialmente los adolescentes, por «la necesidad que tienen de relacionarse entre ellos», apunta. En el caso de este centro, el retorno a la aulas tras el estado de alarma en septiembre de 2020 tuvo que realizarse cambiando un sistema en el que son los alumnos, y no los profesores, los que se desplazan hasta el aula. Al mismo tiempo, hasta este año escolar las clases eran presenciales y telemáticas a través de videoconferencia para atender casos de alumnos positivos.

A partir de este curso han podido retomar iniciativas habituales en el centro como la visita todos los viernes al Museo Numantino en los cursos de «los más pequeños», así como las actividades intergeneracionales con residencias de ancianos. «Empezamos en Navidad y ahora tenemos un nuevo proyecto con la residencia El Parque, Padres de ayer versus padres de hoy con los chicos de 5º y 6º de Primaria», añade Chamarro. Pero sobre todo, para alegría de los alumnos de cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) y de primero y segundo curso de Bachillerato han vuelto las excursiones y programas docentes en colaboración con otros centros escolares extranjeros: París, Roma y el intercambio con un instituto de Chicago. Los 20 alumnos estadounidenses que participan este año llegarán el próximo 25 de marzo y los alumnos sorianos devolverán la visita entre el 1 y el 15 de septiembre. «Llevábamos desde 2019 sin salir», señala la directora del centro, de ahí que se haya querido 'recompensar' a los alumnos de segundo de Bachillerato con la excursión que no pudieron disfrutar en primero. «Harán la EBAU y después se irán de excursión con los de primero», señala. El covid «pasó a la historia», apunta la directora de Escolapios, pero algo ha calado en alumnos y profesores y todavía se mantiene: el uso de mascarilla cuando se tiene gripe o catarro.

La vacunación contra la covid-19, que comenzó en diciembre de 2020 en residencias de la tercera edad, fue uno de los factores decisivos en el control del coronavirus protegiendo y previniendo los casos graves. En Soria se administraron 234.768 dosis, con una tasis de alcance

economía. El comercio soriano, recalca Adolfo Sainz, presidente de la Federación profesional que aglutina al sector, FecSoria, sigue sin recuperarse tras la pandemia. Meses de cierre, toque de queda y restricciones sanitarias abocaron a muchos comerciantes a bajar definitivamente la persiana de sus establecimientos. Los que lograron sobrevivir, continúan su actividad muy debilitados y casi sin fuerzas para afrontar la crisis de la inflación provocada primero por la carestía mundial de materias primas y después por la invasión rusa y la posterior guerra en Ucrania. «Han sido tres años muy duros en los que no hemos levantado cabeza», y los que quedan, confiesa Sainz.

El presidente de FecSoria y de Conferco en Castilla y León recuerda aquellos primeros meses del estado de alarma «con auténtico terror». Los comercios no esenciales no podían abrir. «Las ayudas llegaron, pero tarde, muy tarde», subraya. Los establecimientos que sí podían abrir, por su parte, «se jugaron el tipo al pie del cañón con sus guantes y su mascarilla», declara. Gracias a la pandemia, los sorianos descubrieron sus tiendas de barrio que realizaron una labor encomiable, destaca, mientras el comercio electrónico en internet, por otra parte, se potenciaba y expandía e, indirectamente, daba la puntilla a la venta tradicional, una tendencia que, añade Sainz continúa generando mucho daño a los negocios tradicionales de «toda la vida».

Han sido «tres años muy duros», recalca el presidente de FecSoria que también han puesto en evidencia la importancia del asociacionismo comercial para tratar de 'capear' los efectos negativos de la pandemia. «El personal de la Federación de Organizaciones Empresariales Sorianas y de la propia Federación estaban ahí al otro lado del teléfono para ayudarnos a solicitar las ayudas y con unas normativas que cambiaban de un día para otro». El comercio y la hostelería fueron dos de los sectores más afectados en el primer año, aunque la economía soriana fue una de las que mejor resistieron en la región . La caída del Producto Interior Bruto (PIB) provincial se sitúo en el -6,7%, una de las tasas más bajas registradas en Castilla y León durante el primer año de la pandemia. Provincias como Valladolid (-9,3%) o Salamanca (-9,4%) encabezaron la estadística. Sin embargo, el impacto en muchas empresas fue dramático. Sólo entre enero y agosto de 2021 el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) tramitó 23.700 Expedientes de Regulación Temporal de Empleo (ERTE) en Soria. 

ocio. El los cines Lara del Centro Comercial Camaretas lo vivieron en primera persona. Dos cierres decretados por la Junta de Castilla y León dentro de las medidas de prevención y lucha contra la pandemia y la propia crisis del sector cinematográfico con la apuesta de las grandes distribuidoras por las plataformas 'on-line' de pago y la ausencia de títulos de estreno y, actualmente, por la crisis derivada del fuerte incremento de los costes energéticos supusieron una auténtica película de terror para estas salas sorianas. Dos cierres totales (de marzo a junio de 2020 y tras las Navidades de ese año), restricciones de aforo y uso de mascarilla (hasta abril de 2022)  hicieron necesario afrontar la situación empresarial con Expedientes Temporales de Regulación de Empleo totales o parciales prácticamente hasta octubre de 2021. 

Después de un tiempo «en el que pensábamos que el cine se acababa», asegura Mercedes Silva, gerente de estas salas de exhibición cinematográfica, «vamos despacio, más de lo que esperábamos», pero  cada vez ven más cercana la recuperación. Los Lara cerraron el año 2022 con 83.307 espectadores (un 31% más que el año anterior), pero aún muy lejos de cifras prepandemia. 

La que quizá ha sido la mayor crisis del sector desde la aparición de la televisión a mediados del siglo XX ha evidenciado, sin embargo, que «el cine sigue apeteciendo», aunque es necesario aprender a «reconectar con el espectador», especialmente con el más joven. 

En estos tres años también ha habido hitos para la historia. Christopher Nolan con Tenet, James Cameron con la última de Avatar y Santiago Segura con Padre no hay más que uno han contribuido a atraer al público a las salas con gran éxito. Muchas de estas películas, también As bestas, de Rodrigo Sorogoyen, han servido también como gancho para que muchos aficionados hayan recuperado «el hábito» de  acudir a las salas de cine. 

Aunque sin duda, el que más se echaba de menos, era el del abrazo y, especialmente, a los más mayores. Las residencias de ancianos, uno de los sectores más golpeados por la pandemia vivió en enero de 2022 el último aislamiento, tras desatarse ómicron.