Editorial

Brexit, en su eterna semana decisiva para alcanzar un acuerdo

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Si hace un año la ruptura del Reino Unido con la Unión Europea parecía el mayor de los desafíos europeos recientes, desde esta primavera el covid ha actuado de sordina y no ha dejado resquicio para la preocupación, al menos, en cuanto a la ciudadanía se refiere. Sin embargo, el periodo de transición concluye a finales de año y las expectativas de la Comisión Europea aún no son definitorias cuando apenas faltan poco más de 30 días. No se trata de una nación cualquiera sino uno de los mayores contribuyentes al fondo europeo y uno de los países relevantes en el devenir del continente tanto por sus relaciones comerciales como por sus lazos sociales e históricos.La cuenta atrás comienza esta semana con una reunión clave de los equipos negociadores desde el viernes de la que aún no se conoce el avance. Los responsables de la UE se han dado esta semana de plazo para testar el grado de si activa las medidas de contingencia para abordar la amenaza real del ‘no deal’ y dotar a los países miembros de los mecanismos necesarios a partir de enero.

En principio, existen consenso en la cooperación judicial, el comercio de mercancías y servicios, la coordinación de seguridad y Von der Leyen reclama trato igualitario para temas como la transparencia fiscal, los derechos laborales y ambientales, así como los subsidios estatales. Por el contrario, las asperezas se vuelven a centrar en la tan reclamada soberanía de la isla en aspectos como las fronteras, los subsidios estatales y el control de las aguas pesqueras, tema central para los intereses españoles. En este caso, Exteriores ve con incertidumbre el caso de Gibraltar por el que tendrá que asumir una posición común desde Bruselas.

A Boris Johnson se le acaba el tiempo. Pese a que insiste en su permanente inflexibilidad no goza de los mejores escenarios en cuanto a la economía se refiere. Con una gestión pésima de la pandemia y con previsiones de retroceso en el PIB inédito en las últimas décadas, un desacuerdo en el Brexit encogería la riqueza británica un 8% más, según un estudio del London School of Economics (LSE). Todas las esperanzas están puestas en el intento de esta semana pues prácticamente no daría tiempo a poner en la mesa más prórrogas por deseo del propio Johnson, pese a que la pandemia a trastocado las negociaciones durante todo el año. En esa última llamada al acuerdo, la presidenta de la Comisión Europea contiene el deseo de las capitales europeas de poner en marcha el plan B. Es cuestión de días. No hay más demora.