"Suprimir las Humanidades supone un auténtico suicidio"

Eva Jiménez Gómez
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El columnista cántabro realiza un viaje por la mitología griega y romana en el que recomienda visitar lugares memorables de la época homérica que le han servido para alumbrar a su último «hijo»

"Suprimir las Humanidades supone un auténtico suicidio"

En Zeus y familia. Dioses, héroes y templos (Ariel), Fermín Bocos desgrana los mitos más conocidos del mundo clásico de manera divulgativa y amena. El periodista prosigue así su andadura como autor de ensayos tras Tecnología bélica y censura en la Guerra del Golfo y Viaje a las puertas del infierno. 

¿Qué lugar ocupa Zeus y familia. Dioses, héroes y templos en su trayectoria como escritor? 
Es un hijo literario muy querido, porque para escribir este libro he vuelto a muchos de los lugares y paisajes de la Grecia homérica. Desde Troya a Ítaca pasando por Malta, Sicilia, el sur de la Italia continental, Cumas, Isquia… En el sur de España, Andalucía (Tartesos, las Columnas de Hércules) y Ceuta, donde probablemente estuvo la cueva, el antro donde la ninfa Calypso retuvo a Ulises.

De las aventuras y desventuras de Zeus y familia, ¿qué historia le ha fascinado más y por qué? 
La historia de Prometeo, el titán que fue castigado por Zeus por robar el fuego sagrado y crear el primer hombre. Analizada con arreglo a las categorías de nuestro tiempo nos llevaría a contemplar su figura como una mezcla de gallardía, valor y poesía. Se atrevió a desafiar al mismísimo Zeus. Cuando creó al primer hombre -lo cuenta Ovidio en La metamorfosis- lo modeló a imagen de los dioses y, para diferenciarlo de los animales que miran al suelo, le dio un rostro que mirara al cielo, llevando la cabeza alta para así poder mirar a las estrellas. De ahí venimos.

¿Por qué le fascina tanto?
Porque el fuego, símbolo del progreso, establece un vínculo sagrado entre el cielo y la tierra. De ahí el impagable legado de Prometeo, que activó el lento proceso de emancipación de las criaturas humanas sometidas a los caprichos de los dioses.

A lo largo de la lectura da la impresión de que usted cree en la existencia de los dioses. ¿Es así realmente o se trata de una manera de hablar? ¿Y cómo explica la utilización de algunos elementos de los mitos griegos en el cristianismo? 
Claro que creo en los dioses… como fruto que son de la imaginación de nuestros antepasados. Sin entrar en el caso de aquellas religiones cuyo origen parte de la revelación, todas se configuran alrededor de relatos simbólicos. La presencia de ciertos rasgos característicos de la mitología griega o romana en algunos rituales o festividades religiosas cristianas se explica por un factor de continuidad. La historia, salvo en períodos revolucionarios, acostumbra a ser un proceso de adaptación, de cambios paulatinos en los que lo nuevo incorpora parte de lo viejo.

¿Por qué ciertas tradiciones han sobrevivido al paso de los siglos?
Porque el pasado es prólogo y la historia de los dioses es una historia inmortal. Con la llegada del cristianismo, los dioses del Panteón griego y romano no desaparecieron.  

Si el pasado es prólogo y repetición, como afirma, ¿qué historia de dioses o héroes le parece más instructiva para los tiempos actuales?  
Las de Nausicáa, Andrómaca, Penélope, etcétera, y las mujeres que aparecen en La Odisea, por su talante, vigor, abnegación y valor.

Su faceta como periodista se muestra con claridad cuando critica el poco valor que otorgan los políticos a las Humanidades. ¿Qué nos espera si nos olvidamos de las historias que usted recopila? 
Suprimir el estudio de las Humanidades -la Literatura, la Filosofía, la Historia Sagrada que no hay confundir con el catecismo-, a medio plazo, es apostar, sin duda, por un suicidio cultural.