Comercio electrónico, el gran bazar de falsificaciones

Gaspar Ruiz-Canela
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El negocio de los artículos de imitación se ha visto multiplicado exponencialmente en internet pasando de los mercados populares de Pekín o de Bangkok a la red; una actividad ilegal que causa unas pérdidas millonarias a las marcas cada año

Comercio electrónico, el gran bazar de falsificaciones - Foto: MICHAEL REYNOLDS

En plena época de compra de regalos, afloran ideas originales como regalar bolsos de Chanel, relojes de G-Shock o zapatillas Gucci que, si se van de presupuesto, pueden ser  productos falsificados que se adquieren por un módico precio a través del comercio electrónico en el Sudeste Asiático, uno de los principales mercados de este negocio ilícito en el mundo.

Las autoridades de la región trabajan contrarreloj contra las redes de falsificaciones que, pese a sus esfuerzos, aún se encuentran de manera habitual en mercadillos y tiendas y de forma creciente en internet.

Una búsqueda de zapatillas de Balenciaga en el portal de comercio electrónico Lazada, propiedad del gigante asiático Alibaba, arroja más de 2.000 resultados con falsificaciones desde unos 14 dólares (unos 12,80 euros) al cambio en Tailandia, Filipinas o Vietnam, cuando las originales cuestan alrededor de 900 dólares (800 euros). En Indonesia, donde las falsificaciones causaron unas pérdidas de 4.350 millones de dólares a la economía en 2014, los productos de imitación se pueden encontrar en Tokopedia y Bukalapak, las principales plataformas de comercio en línea en el país. 

Productos de Louis Vuitton, gorras Nike y hasta medicamentos falsos se venden también en redes sociales como Facebook y en mercadillos callejeros como el de Patpong, una calle de Bangkok jalonada por bares de alterne donde las trabajadoras del sexo bailan sobre tarimas.

Aunque la mayor parte de las falsificaciones proceden de China, los países del sureste de Asia también son un centro importante de fabricación y tránsito de falsificaciones, incluidos imitaciones de medicamentos, cosméticos y juguetes que suponen un peligro para la salud.

En un informe publicado el pasado mes de abril, la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito estimó que las falsificaciones, excluyendo los fármacos, generan unos beneficios anuales de aproximadamente entre 33.800 y 35.900 millones de dólares (entre 30.400 y 32.200 millones de euros) en el Sudeste Asiático.

En un acto contra las falsificaciones celebrado el mes pasado en el centro comercial MBK de Bangkok, el director del Departamento de la Propiedad Intelectual, Thosapone Dunsuputra, destacó los avances realizados por su Gobierno para luchar contra ella.

Thosapone aseguró que han intensificado las medidas policiales y legales e incrementado la colaboración con empresas como Lazada y Facebook para mejorar la protección de la propiedad intelectual.

Así, las autoridades tailandesas destruyeron el pasado septiembre más de 10 millones de productos falsos incautados a lo largo de 2018, entre ellos nueve millones de cigarrillos electrónicos, bolsos, ropa, móviles, DVD, gafas y cosméticos.

«Solíamos tener más de 10 mercados notorios (con falsificaciones) en Tailandia, pero ahora han bajado a uno o dos. Así que, a nuestro parecer, la situación debe de ser mejor que antes», explica el responsable del área.

«MBK solía estar en la lista de los mercados más importantes en este aspecto y, en la actualidad, ha salido de ese ranking», agrega.

Sin embargo, un par de plantas más abajo en el mismo centro comercial todavía se encuentran numerosos puestos con camisetas, zapatillas y gorras falsas.

«Sí, es una copia», afirma una vendedora señalando una camiseta de la marca Supreme, antes de añadir que es una imitación calidad A, la máxima. A pocos metros, también se venden DVD y relojes falsificados.

En la Unión Europea, se estima que el 6,8 por ciento de todas las importaciones desde terceros países consiste en productos falsificados y pirateados, con un valor de hasta 121.000 millones, según los datos publicados por Bruselas el pasado marzo.

La UE cuenta con dos proyectos de cooperación en el sudeste asiático para el fortalecimiento de la propiedad intelectual e industrial.

Tiago Guerreiro, representante de la Oficina de la Propiedad Intelectual de la UE (Euipo, según sus siglas en inglés) en Bangkok, indica que más países en la región reconocen la importancia de la propiedad intelectual para la economía que antes, aunque todavía deben mejorar en aspectos como los controles aduaneros y la prevención.

‘souvenirs’. El tráfico internacional de falsificaciones, que ha aumentado en los últimos años, representa el 3,3 por ciento del comercio mundial con importantes centros de producción y tránsito en países como Argentina, Chile, China, Indonesia, Rusia, Suiza, Turquía, Ucrania y Venezuela, entre otros países.

La concienciación contra las falsificaciones o las descargas ilegales en internet, también muy extendidas en el sudeste asiático, es otra asignatura pendiente.

En el mercadillo de Patpong, los turistas pasean a lo largo de numerosos puesto?s con falsificaciones de todo tipo, mientras dentro de los locales cercanos jóvenes tailandesas ofrecen sus servicios sexuales a los clientes. «Compré un bolso (falso) para una amiga», reconoce a la salida de este mercado una turista checa, quien reconoce que le preocupan los medicamentos falsos, pero no tanto en el caso de la ropa o los complementos.