«Ahora mismo Arraigo está en una fase crítica"

Redacción
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En 2018 la Diputación comprometió una aportación de 200.000 euros a través del Plan Soria, pero aún no ha llegado. Esa falta de financiación asfixia al proyecto, que ya se ha exportado y está creciendo en otras provincias como Madrid o Burgos

«Ahora mismo Arraigo está en una fase crítica" - Foto: Eugenio Gutierrez Martinez. Eugenio Gutiérrez

A Enrique Martínez una visita con su hijo y su sobrino a los pueblos despoblados de Soria le «estremeció». Tanto, que en 2017 decidió poner su granito de arena para mitigar el problema del éxodo rural. Su idea: ofrecer los pueblos de Soria como segunda vivienda para ‘urbanitas’. Nacía así el proyecto Arraigo.

En este tiempo el proyecto ha madurado y obligado a dar entrada a nuevos perfiles. Ahora, la prioridad son primeras residencias, familias con hijos que se empadronan, gente con talento que se quieren enraizar en esta provincia…  

¿Qué ha hecho evolucionar Arraigo?

Al principio pensamos en la idea de traer familias de Madrid para fines de semana, vacaciones, temas de ocio...  pero enseguida nos dimos cuenta de  que, al estar trabajando en equipo con los ayuntamientos, lo que necesitaban eran personas en primera residencia y que se empadronaran. Eran las propias personas con las que hablábamos las que querían quedarse en el pueblo, buscar trabajo, empezar una vida nueva... Eso ha hecho que el proyecto evolucione y ahora mismo sean más las familias que se arraigan en primera residencia. 

¿En qué punto está el proyecto? 

Ahora mismo se encuentra en una fase realmente crítica porque el proyecto está dando resultados, está teniendo una buena acogida, se está exportando fuera... pero estamos con unos recursos cada vez más reducidos ya que no contamos con financiación alguna desde octubre del año pasado. Estamos a la espera de este tema... 

De todas formas, el proyecto ahora está evolucionando para poder incluir un nuevo elemento, que son las empresas. Ya incluimos a los ayuntamientos, a los dueños de las casas, a las personas que quieren venir y, ahora, hacemos también una conciliación con empresas y les ayudamos a conseguir los profesionales con talento que permitan cubrir diferentes puestos de trabajo. 

La Diputación, a través del Plan Soria, anunció el año pasado un contrato de servicios dotado con 200.000 euros para Arraigo. Por lo que comenta, ¿esa aportación no ha llegado?

Eso es. Fue una decisión entre la Diputación y la Junta que se verificó por la Mesa de Diálogo Social. Diferentes agentes determinaron que Arraigo era un proyecto interesante y se hizo un planteamiento para hacer servicios poblacionales con una licitación, que se incluyó en el presupuesto. Esto tenía que haber sido a principios de año pero estamos en julio y todavía no ha salido la licitación. Sabemos que se están dando pasos pero continúa sin salir, lo que supone que todos los recursos los estamos poniendo nosotros. Hemos aportado ya una importante cantidad de dinero, que no vamos a recuperar. Recuperan los pueblos población, la gente encuentra trabajo, los pueblos se animan, estamos llenando escuelas... pero para nosotros el esfuerzo ya es supremo y necesitamos que esta licitación salga. Si no, tendremos que tomar otra serie de medidas. 

¿De qué tipo de medidas hablamos?

Estamos tomando medidas de pequeño calado pero, si no llega esa licitación, habrá que pensar en otras cuestiones. 

El proyecto goza de buena salud técnica, buena metodología y éxitos, y está siendo exportado a otras provincias. Desde abril estamos trabajando en la Comunidad de Madrid con un acuerdo para ocho pueblos. Ahora mismo ese acuerdo se va a ampliar, dado los resultados. Y se encamina también a otras zonas de España como la provincia de Burgos, en la comarca de Belorado, en una zona de León y en una zona de Cuenca.  

¿Hay peligro de que el proyecto que nació en Soria y para Soria se pueda ir a otras provincias?

Sí. Es un proyecto de sorianos hecho enteramente para y por Soria. En estos momentos estamos bajando los recursos que tenemos aquí, que son muy poquitos, porque no tenemos financiación salvo por una iniciativa pequeña que hemos tomado ahora. 

El proyecto nunca se irá de Soria, pero lo que ocurre es que se reducirá al mínimo si no conseguimos esta licitación, este apoyo que nos comprometieron y que está en presupuestos. Eso sí, en otras provincias subiría. En Madrid y en Burgos va a subir. 

¿De qué se trata esa pequeña iniciativa de financiación a la que alude?

Hemos empezado ahora con una alternativa que consiste en dedicarnos únicamente a los pueblos donde podamos tener un acuerdo como el que tenemos en los pueblos de Madrid. Tenemos pueblos como Navaleno, Almarza, Valdeavellano... que han dado un paso adelante y han dicho, «queremos ayudaros para seguir dinamizando y trayendo personas». Y hay otros pueblos que han demostrado que nos quieren ayudar de una forma puntual hasta que aparezca la licitación. Si tarda tres o cuatro meses, que tengamos una ayuda y que no sea todo pérdidas. 

Es una pequeña financiación a través del esfuerzo que hacen los ayuntamientos en presupuestos donde, además, no tienen recogida esta partida, pero ellos ven que es real y palpable el resultado y quieren apoyar. 

El cambio de gobierno en la Diputación, ¿cómo puede afectar?

Este tema trasciende de los cambios políticos en la provincia porque es un tema que se determinó por su viabilidad, por el aspecto dinamizador y como iniciativa propia de Soria.  

A nivel práctico, ¿cómo les afecta que no llegue el dinero del Plan Soria?

Supone que trabajamos sin una base económica que permita traer a las personas aquí y dedicarles el tiempo que se necesita. El 90% del proyecto es tiempo, tiempo de las personas que se dedican a ello. El esfuerzo de los trabajadores que tenemos y el esfuerzo de la propia consultora hace que se estén orientando recursos aquí, pero ya son muchos meses, son casi diez meses los que estamos  financiando el proyecto en Soria sin ningún tipo de apoyo. 

¿Les han explicado a qué se debe esta demora? 

La demora ha sido hasta ahora debida al exceso de trabajo que se tiene  en la administración por parte de los técnicos, que no han podido sacar las bases adelante. Pero yo creo que al final estamos hablando del mayor problema de Soria y de la Comunidad, y habría que darle prioridad absoluta. Nosotros lo hemos dicho ya, hemos mantenido reuniones, y nos consta que el tema está avanzado, pero necesita un remate. 

Con las elecciones, el tema se ha vuelto a retrasar, y nosotros estamos a punto de desacelerar el proyecto hasta el mínimo. Y el flujo de gente que nos llega, pues llevarlos a otras comarcas. Es una pena, pero así son las cosas, las incongruencias de la vida. 

¿La gente quiere venir a vivir a Soria?

Sí, sí, por supuesto. Una de las novedades de este proyecto es que siempre se ha dicho que nadie quiere venir, y nosotros hemos visto que sí. Nosotros tenemos ahora mismo una base de datos de más de 500 familias y son constantes las entradas que tenemos por teléfono, la web, facebook... En facebook se puede ver que hay gente que dice que quiere venir y no le hacemos caso. No llegamos.

Pero es que se necesita una metodología para conocer a la gente que va a venir. No se trata de hablar por teléfono y ya está. Tienes que entrevistarte con ellas en origen, saber sus necesidades, el talento, las características de las familias, hablar con los ayuntamientos para saber también cuáles son las personas que quieren, si quieren familias que trabajen en los servicios del pueblo, familias con niños... Yhay que hablar también con los dueños de las casas para darles confianza y enseñarles que las personas son respetuosas con el material y con la vivienda. Ahora tienes también que hablar con las empresas para abrir ese conducto que permita que la gente que traigamos se pueda incorporar. No falta gente, lo que falta ahora mismo son recursos. 

Hablaba de esa vía que han abierto ahora directamente con los ayuntamientos, a través de convenios puntuales. ¿A qué pueblos se dirigen?

El tema de la despoblación no solo es para pueblos pequeños. Hay personas que quieren venir pero necesitan pueblos como Almazán, Ágreda, Covaleda, El Burgo... porque necesitan oír las campanas, tener  cerca una farmacia, un restaurante, una cafetería, una iglesia... De modo que hemos abierto esa vía con diferentes ayuntamientos, también grandes. 

También hemos contactado con Caja Rural de Soria, que es sensible a este problema, y vamos a firmar con ellos un convenio digno que permite también darnos un poco de oxígeno en estos meses que estamos pasando tan mal. Son los meses de más actividad y estamos trayendo gente continuamente. [Esta seman han llegado ya dos familias a Abejar y Almazán y otra ha visitado Peroniel. Este sábado ‘aterriza’ otra en Valdeavellano].

Pongamos números al proyecto. ¿Qué se ha conseguido hasta la fecha y en qué punto estamos?

Lo más importante del proyecto es el método. Con unos recursos mínimos hemos traído a la provincia 32 familias, 22 en primera residencia y diez en segunda residencia,  y estamos hablando de una población aproximadamente de unas 120 personas, de las que un 70% están trabajando. Estamos hablando de que más de 350 familias o personas individuales quieren venir a la provincia. Hablamos de 50 ayuntamientos que están directamente apoyando el proyecto. Necesitamos ese empujón por parte de la Junta y la Diputación para dar aire y oxígeno al proyecto. 

El proyecto ha conseguido además preparar una red de seis profesionales en la provincia, una por cada comarca, para dar esa acogida a las familias.  Y ha crecido también en reconocimiento exterior y, sobre todo, en buenas expectativas. 

Nosotros en este momento, si la licitación hubiera salido, estaríamos seguramente en cien familias y cerca de 500 personas, de las cuales 360 estarían empadronadas en la provincia. Pero no hay forma de que se entienda, estamos en una ceguera total. Reconozco que el tema termina ya, en parte, desilusionando.

Este proyecto ahora mismo tiene una situación difícil. Continuamente nos viene gente, pero nadie abre los ojos para apoyarnos. Madrid y Burgos nos reclaman, pero nosotros lo queremos hacer en Soria. 

¿Todo pende de esa financiación pendiente de la Junta y Diputación?

Entiendo que aquí tiene que haber una doble financiación, una financiación público-privada. Pero la apuesta fuerte tiene que ser de la provincia, porque es un problema de provincia. 

La despoblación es el tema de moda pero, ¿falta pasar a la práctica?.

Sí, la despoblación es el comodín en todas las frases. Estamos llenos de profetas y pesimistas, y hay un 1% que intentamos ser apóstoles de los que están en el terreno. Vamos a  la gente, la convencemos y se viene. La mejor prueba de este ‘milagro’, porque se puede llamar así, es que hablen con las personas que están en los pueblos, en Navaleno, en Sotillo, en Peroniel, en Gallinero... 

¿Cuál es el nivel de éxito?, ¿la gente logra arraigarse?

Sí, sin ninguna duda. Solo hemos tenido una persona que se ha marchado, y se ha marchado por temas de enfermedad. 

Pero es que aquí para arraigarse no se requiere a la persona, a la familia, que se haga al pueblo sin más, sino que de antemano la familia sabe cómo es el pueblo. Y de antemano el pueblo, el ayuntamiento, y sobre todo el alcalde que es el principal partícipe, tiene que saber cómo es la familia y abrir puertas. Yes bueno que participe también la gente del pueblo, los propios dueños de las casas... Es decir, para que una persona se arraigue a lo mejor ha tenido que venir tres veces, hemos hablado dos veces con ella en Madrid, nos hemos visto personalmente... el tema del arraigo es algo de muchas horas de trabajo y, sobre todo, de tiempo. 

¿Cuánto se puede alargar el proceso desde que se toma el primer contacto hasta que llega alguien al pueblo?

Tenemos familias que a los cuatro días de mandar la encuesta o ponerse en contacto con nosotros se han arraigado. ¿Por qué? Porque nosotros tenemos una base de datos del pueblo y lo que quiere el pueblo, de las casas que hay, y sabemos también de algunas empresas que ofrecen trabajo. Y, por otra parte, conocemos las características de las personas/familias. Si concuerdan los perfiles, pues es inmediato. Pero es importante la presencia visual, el contacto personal.

Ellos firman un decálogo de buenas prácticas con el ayuntamiento, con el municipio y, también, con la casa. Irradia todo optimismo, aunque también irradia una desilusión de la cantidad de gente que tenemos y que no podemos darle cobijo... 

Al final el problema de financiación es un problema de recursos para dar salida a esa demanda. ¿Qué plantilla tienen y cuál sería la ideal?

Nosotros, con la licitación que hay pendiente, tendríamos que cuadruplicar la plantilla. 

Ahora estamos dos personas en Soria y un becario. Y necesitaría aproximadamente ocho o diez personas. Y no es solo en Soria, porque se necesita también una persona en Madrid, ya que el 70% de la gente viene de allí. 

Tengo la suerte de tener un equipo en Soria fundamental, Cristina Gómez y Cristina Miró, y Susana Jiménez en Madrid. También Juan, Carmen... y ese equipo tiene ilusión y fe, que ha sabido trasladar a las familias.

¿Cuál es el perfil de las personas que se interesan por vivir en Soria?

Ahora mismo un 70% es primera residencia y un 30% es segunda. De ese 70%, en torno al 60% son personas con talento que buscan trabajo en diferentes oficios y sectores. Hay un porcentaje también importante de emprendedores, en torno a un 25%, y el resto son jubilados o emprendedores que quieren trasladar su negocio desde la zona urbana o, si el negocio lo permite, se quieren venir  a vivir manteniendo su negocio allí.

Son sobre todo madrileños pero, también, de Cataluña, que es el segundo grupo más importante. Pero hay también canarios, andaluces...  

¿Qué municipios se han interesado por Arraigo? Porque prácticamente los 183 tienen necesidad...

Llegamos realmente a una cuarta parte. Nos conocen más de la mitad de los pueblos, con los que hemos tenido algún tipo de presentación. Hay pueblos que ven que es una solución interesante. Otros son más reticentes. 

¿Cuesta mucho convencer a los propietarios para que pongan sus viviendas en alquiler?

Para nosotros el mayor problema es la financiación y, segundo, la vivienda. Cuesta mucho convencer, sí, pero también es verdad que, si existe el apoyo del ayuntamiento (cerca de 50 pueblos por pleno han decidido apoyar el proyecto en su territorio) y conocen el proyecto, cuesta menos. Porque la gente ve en qué consiste la metodología. Tienes que dar ciertas garantías. En este caso la mayor garantía es que conoces al que viene, no es una contratación telefónica. 

En los pueblos de Madrid estamos realizando una iniciativa en este sentido. Allí queremos que todas las casas del pueblo se alquilen a través de Arraigo, de forma que nosotros llevemos familias que se empadronen (en lugar de personas individuales que pueden estar un mes, una semana, solo fines de semana...). El Ayuntamiento va a garantizar dos o tres meses y, si se van sin pagar los inquilinos, asume el pago. El riesgo es bajo porque se selecciona a las familias. De momento no hemos tenido ningún moroso. Y el pueblo gana familias, ocupamos una casa con el máximo de optimización de lo que puede aportar al pueblo. 

¿En ocasiones el problema es el estado de conservación de las viviendas?

Sí, pero el proyecto es flexible. Ahora ha habido una iniciativa en Rollamienta. Paz, antigua propietaria del restaurante Larri, lo tenía cerrado desde hace muchos años. Hemos traído a Boris, un cocinero de Madrid, y han llegado a un acuerdo. Va a reformar el bar y durante un año Paz no va cobra tasa. Hay que tener iniciativa y hay que tener creatividad para burlar la dificultad que podemos tener a la hora de alquilar casas. 

Hablaba antes de una nueva incorporación al proyecto, las empresas. Vivienda y empleo es básico para asentar población. ¿Qué proponen?

Esto supone un nuevo trabajo que todavía no podemos realmente desarrollar, o estamos desarrollando al 5%, porque no tenemos recursos suficientes para poder crear ese conducto entre empresas y proyecto. Hemos hablado con diferentes empresas y, por ejemplo, estamos llevando personas interesadas en el mundo de la resina a Resinas Naturales. Hemos llevado también a otras empresas de restauración, residencias, fontanería... y con FOES también se está colaborando. Pero estamos trabajando muy poco esta línea realmente porque no tenemos recursos.

Siempre se habla de la conexión a internet como uno de los graves problemas de la provincia. ¿Hasta qué punto frena el arraigo de una persona?

Yo creo que es muy importante y es imprescindible, pero tengo que reconocer que en nuestro caso ha habido muy pocas familias que hayan rechazado venir por la falta de internet o de tener 4G. Son escasos, pero sin duda es un valor añadido e importante. 

El Gobierno ha anunciado una Secretaría de Estado, la Junta una consejería... Por su experiencia, ¿dónde radica el problema y la solución?

Yo creo que las dos medidas son necesarias, tanto la Secretaría de Estado como la Consejería, pero es que además en todos los ayuntamientos tendría que haber un concejal dedicado únicamente a facilitar y ayudar a las personas que se quieren incorporar. 

Todo lo que se está haciendo en la provincia no es suficiente, porque los datos lo demuestran, pero también es verdad que las medidas tardan en dar sus frutos. Yo creo que tiene que haber también una gran aportación   de lo que es el sector privado y, además, para mí, se necesita una movilización interna del territorio. Porque cuando un pueblo se moviliza y se ayuda entre las personas a que se abran casas, a que acojan a la gente, a medidas de hospitalidad... es más fácil. Personas hay, nosotros las ponemos. Hacen falta recursos, y hay que tomar conciencia en los pueblos, incluso en la capital. 

¿Y estamos a tiempo de revertirla? 

Yo creo que sí, pero lo digo por una sencilla razón, por la cantidad de gente que nos está llamando. Hay personas interesadas pero, además ,hay necesidades, porque hay como 2.000 puestos de trabajo que se tienen que cubrir en Soria. Hay posibilidad pero tiene que ser una dinámica de participación de sector público y privado para sentar las bases para hacer una buena integración de las personas. Y hay que pasar a la acción. Y que cada uno haga la acción que esté en su mano. Dentro de siete años, si el ritmo no cambia, podemos tener un problema grave. 

¿Cuántas llamadas recibe al día?

Hace siete meses eran cuatro o cinco, ahora tenemos una onda constante de 20 llamadas al día, y cerca de 20 entradas por internet. Ytenemos picos cuando salimos en medios nacionales. Y eso sin contar todo lo que viene del extranjero, donde no podemos dar alcance. Nos fijamos en lo más prioritario por las necesidades de los pueblos.Casi buscamos el inquilino a la casa. 

Por lo que comenta, la viabilidad futura es amplísima pero todo va a depender de los apoyos financieros...

Sí, en Soria es amplísima, pero depende de la agilidad que tenga la nueva administración para poder sacar esa licitación. Nosotros hemos bajado casi en un 80% el apoyo a los recursos porque los estamos pagando nosotros. La ayuda ahora alcanzado con los ayuntamientos nos da un poco de oxígeno, pero no es ni el 10% del coste del proyecto al nivel que lo queremos para traer en un año a cerca de 200 familias y 1.000 personas. 

¿Corremos el riesgo de que, una vez más, se nos coman la ‘tostada’?

Yo creo que sí. Todo lo que estamos padeciendo con la despoblación parece que para muchos ya no tiene remedio, pero tiene remedio, y la prueba es que estamos continuamente trayendo familias.