Jesús de Lózar

Jesús de Lózar


Dinero

24/09/2022

En mi casa no había dinero. Mi padre se arruinó. Por su mala cabeza, un abulto para mi madre, o por la crisis de la lana, tanto da. El hecho es que el dinero que entraba todos los días era el de la venta de las madejas y los ovillos de la tienda que atendía mi madre. Abría los lunes, día de mercado, y el resto de la semana bajaba cuando llamaban al portal. 

A diario le pedía a mi madre no dinero sino algo mucho mejor y más práctico, una máquina para hacerlo, con mentalidad ya desde pequeño de Banco Central, desconociendo totalmente lo que era Bretton Woods. Un día, cansada de tanto insistir, me dijo que fuera donde el Tripero, que allí me darían la máquina de hacer dinero. Como una exhalación crucé la calleja que me separaba de la tienda de ultramarinos y, efectivamente, conseguí la dichosa máquina guardada en una caja de cartón. No me llevé una gran desilusión cuando descubrí que en esa caja ni había dinero ni máquina para hacerlo. Pensaría que era un imposible metafísico o fáctico. Pero dejé de pedírselo a mi madre. Existía el patrón oro.

Cuando llegué a Soria abrí mi primera cuenta en el Banco del Noroeste, la entidad financiera más próxima al trabajo, que sin solución de continuidad después de la expropiación de RUMASA pasó a Banco del Oeste y Banco del Comercio hasta su absorción por el Bilbao. Después he tenido y tengo cuentas en otras entidades, siendo clave en esa decisión el papel del director de la sucursal, acrecentado en poblaciones de nuestro tamaño.

Al poco de ponerme por mi cuenta, uno de los socios trabajaba en la Rural y nos animó a operar con ellos. Era de aquí, era cooperativa y destinaba parte de sus beneficios a educación y promoción social. Por eso empezamos a trabajar y continuamos haciéndolo.  Con su centro de decisión en Soria y todo lo que eso significa.

Esta primavera cuando fui a recoger a mis nietos para llevarlos al colegio y la guardería, mi hija me entregó unas hojas.  El de cuatro años me preguntó por esos papeles. Así que le expliqué que eran unos documentos que sus padres me daban para representarles en una reunión, una junta preparatoria de un banco. ¿Como el banco de colores que hay en la Dehesa junto al Árbol de la Música? No, este es otro tipo de banco, es un banco de meter y sacar dinero. Ah, ese es el banco verde, donde mi mamá saca dinero. 

El próximo lunes 26 de septiembre se cumplen 56 años desde que se fundó en El Burgo de Osma la Caja como cooperativa agraria del Círculo Católico de Obreros, con unos fondos propios que no llegaban a las cien mil pesetas. Hoy tiene 178 millones de euros de recursos propios, unos activos totales de 2.461 millones, una cuota del 51,86% de la inversión de familias y empresas y un ratio de solvencia del 17,58%, muy superior al exigido por el regulador. Mantiene 36 oficinas dentro y 24 fuera de la provincia, la última en Leganés, con 84 mil clientes. En la provincia lucha contra la exclusión financiera atendiendo con dos oficinas móviles a 57 pueblos. Con un total de 48 mil socios, 34 mil en Soria, el 48% de los 69 mil sorianos mayores de 18 años es sociode la Caja.

Con su apuesta por ayudar a generar riqueza, por innovar y revertir sus beneficios en la comunidad, la Caja Rural de Soria es hoy lo que es gracias a sus socios y clientes y a todos los profesionales de su plantilla y el liderazgo de su equipo dirigente. En nuestra provincia constituye un soporte financiero estratégico y un activo de primer orden que debemos preservar entre todos.