Mujeres con "voz y voto" en la Diócesis

A.I.P.
-

Marichu Gañán, Verónica Bermejo y Maite Eguiazábal, responsables de delegaciones, disertan sobre el papel de la mujer en la Iglesia

Mujeres con "voz y voto" en la Diócesis

No son cargos de poder, sino puestos de servicio. Las responsabilidades de las mujeres en distintos órganos de la Diócesis de Osma-Soria no responden a criterios de equidad o a la cobertura de cuotas femeninas, sino que vienen derivadas de la mayor implicación de los laicos en las distintas labores de la Iglesia, tareas que con anterioridad eran «exclusivas» de sacerdotes.  

El Día de Soria comparte conversación con Maite Eguiazábal, Marichu Gañán y Verónica Bermejo, que están al frente de tres de las cuatro delegaciones pastorales dirigidas por mujeres, además de formar parte del Consejo Diocesano de Pastoral (compuesto por sacerdotes, laicos y religiosos), impartir catequesis y participar en distintos movimientos.   

Los delegados diocesanos son nombrados directamente por el obispo, Abilio Martínez Varea, en las diferentes áreas de acción pastoral. «En el Consejo de Pastoral puede que seamos más mujeres que hombres, pero no andamos con porcentajes», matiza Maite Eguiazábal, delegada diocesana de Medios de Comunicación Social, catequista y miembro del Consejo de Evangelización en la parroquia de La Mayor en la capital soriana y voluntaria en Cáritas. «Y las tres formamos parte de nuestras respectivas comunidades parroquiales», aclara.

Por su parte, Marichu Gañán está al frente de la Delegación de Laicos, es catequista de Confirmación y pertenece al Movimiento de Cursillos de Cristiandad, además de participar en el Arciprestazgo de Almazán y en el Consejo Parroquial adnamantino. «En el Consejo Diocesano de Pastoral hay representantes de los consejos arciprestales, que a su vez son elegidos por los consejos parroquiales. Son equipos que conforman una cadena, todos son órganos de participación con voz y voto, de mujeres y  hombres [...] La Iglesia no es una institución al uso de la sociedad», sostiene Gañán.

Asimismo, Verónica Bermejo se encuentra en el equipo de catequesis de la parroquia de Nuestra Señora de los Milagros de Ágreda. «La mayoría de catequistas somos mujeres, aunque ahora se están sumando jóvenes, chicos y chicas. Es una labor más de mujeres porque tendemos más a prestar ese servicio y a la enseñanza», considera. Además, es coordinadora diocesana de Renovación Carismática, un movimiento de corriente de gracia de primer anuncio de la fe de Cristo. Este equipo está compuesto por tres grupos (Soria, Ágreda y El Burgo de Osma) que, entre otras cosas, se ocupa de organizar retiros espirituales. «No funcionamos de forma aislada, estamos en la provincia eclesiástica: Soria, Burgos, Pamplona, Logroño y San Sebastián», apunta Bermejo.

papel en la iglesia. Coinciden en que la conformación del organigrama de la Diócesis de Osma-Soria no responde a las tendencias sociales del momento, si bien, la realidad se impone, lo que se refleja en la cobertura de necesidades que surgen en el seno de la Iglesia, que tiempo eran atendidas por sacerdotes. Sin embargo, aunque la presencia femenina en los distintos órganos cada vez es mayor no implica ni una intencionalidad ni un interés en implementar el papel de la mujer en la Iglesia.

«La Iglesia es, sobre todo, fe, nuestra identidad cristiana. Somos seguidores de Jesucristo. Está guiada por el Espíritu Santo. Los tiempos de la Iglesia no los guiamos nosotros, los guía Dios. Por eso, desde fuera puede parecer que la Iglesia es la misma, pero porque siempre es el mensaje de Cristo, ayer, hoy y siempre, el mensaje de salvación y de transformar la sociedad por el amor», argumenta Maite Eguiazábal. Admite que la sociedad ha perdido, en buena medida, el «sentido cristiano», por lo que pone el acento en la acción pastoral de mujeres y hombres para recuperarlo.

Bermejo corrobora la exposición de la delegada de Medios y apunta: «Los tiempos van cambiando y han surgido otras necesidades. Antes igual no había tantas catequistas y los grupos de niños eran más numerosos. La mujer se ha ido incorporando a medida que la Iglesia ha necesitado más laicos en labores que antes eran exclusivas de sacerdotes».

En este sentido, en opinión de Marichu Gañán, en la historia católica las mujeres siempre han tenido un papel importante, desde la época apostólica. Menciona a Priscila, que evangelizó a Apolo, y a mujeres mártires como Santa Cecilia o Santa Águeda... a María Magdalena... a las doctoras de la Iglesia. «La Iglesia siempre ha reconocido a la mujer [...] Ahora el papel de la mujer, en los tiempos que vivimos, sigue siendo importantísimo, porque debemos continuar con esa misión en un tiempo más difícil y hay que llegar de una manera distinta», aduce. 

reforzar la presencia. Ninguna opina que haya que potenciar la presencia de las mujeres de la Iglesia, ya que estiman que desempeñan una labor evangelizadora, tanto como catequistas como en otros ámbitos, que desarrollan de la misma manera los hombres. «No siento que se me tenga que promocionar más por ser mujer», afirma Verónica Bermejo.

En este sentido, la delegada diocesena de Medios de Comunicación resalta que la «esencia» es el prójimo y, apunta Marichu Gañán, que la «secularización» de la sociedad dificulta ese reto de transmitir la fe.

Coinciden, igualmente, en que las reuniones de los órganos de representación «se tienen en cuenta todas las opiniones», sean de hombres o de mujeres, lo que a su juicio es «más enriquecedor» que si pesara una cuestión de género. «Las decisiones no son una propuesta de una persona concreta, se toman por discernimiento y todos damos nuestra opinión», subraya la coordinadora de Renovación Carismática de la Diócesis de Osma-Soria.

En este punto, Marichu Gañán, que fue alcaldesa de Almazán de 2003 a 2007, puntualiza que mientras en la Iglesia «nunca» ha percibido diferencias por el hecho de ser mujer, «en la política, sí». En primer lugar, por la imposición de incluir mujeres en las candidaturas, «teniendo que dejar a hombres fuera con más cualidades y más tiempo», y ver cómo los órganos de dirección estaban ocupados por varones. «Esto no pasa en la Iglesia. No tienes puestos que te den categoría, porque incluso el sacerdocio es una gracia, no es un privilegio», relata.

CORRIENTES FEMINISTAS. Antes del confinamiento de marzo de 2020, en distintas ciudades se celebraron concentraciones bajo el lema 'La revuelta de las mujeres en la Iglesia. Hasta que la igualdad sea costumbre', respaldada por colectivos como Espiritualidad Femenina o la Asociación de Teólogas de España. Sin embargo, estas corrientes feministas no cuentan con seguidoras en la Diócesis de Osma-Soria, según las participantes en este reportaje. Para ellas, el feminismo es una «ideología», no un principio de igualdad de derechos de la mujer y el hombre [definición de la Real Academia Española -RAE-], y «no tiene arraigo» en la Iglesia. «Las espiritualidades feministas nada tienen que ver con la Iglesia», en opinión de Bermejo. Y son «excluyentes», apostilla Gañán, «persiguen el orden sacerdotal».

Su aportación es «por el bien de la sociedad». «Nuestra Diócesis de Osma-Soria tiene una gran riqueza [...] Estamos elaborando un plan pastoral que incluye la opinión de todos», destaca la delegada de Laicos. «Y hay que hablar de corresponsabilidad y fraternidad», matiza Eguiazábal. «Entramos todos, no hay parcelación ni diferencias», finaliza Verónica Bermejo.