José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Otro agravio más y van...

05/06/2020

Estamos ya en el periodo de descuento de ese tiempo de indulgencia que se concede a quienes, en razón de sus cargos, han tenido que abordar la desbordada situación que no está tocando vivir. Se acabó, o lo hará pronto, el cuartelillo porque a los que elegimos y a los que designan éstos, también cabe pedirles explicaciones sobre errores, irregularidades, negligencias e incluso mentiras.
El último enredo que hemos vivido no tendría mayores consecuencias si no fuera porque, los paisanos del Alto Duero, estamos hasta el gorro, por no citar los genitales que queda feo, de que nos ninguneen y sigan tratándonos como una subespecie residual por la escasa capacidad que tenemos para  levantar la voz y sacar los colores a los respectivos gobiernos de nuestro país y nuestra comunidad.
El problema con los inmigrantes ilegales que se desplazaron a Soria por la Fundación Cepaim y con la anuencia de la autoridad sanitaria, no tiene nada que ver con que se destinen a pisos de acogida sorianos. No. Ni siquiera es tan grave que alguno se trajera o contrajera, que no es lo mismo, más tarde el Covid 19. El mosqueo viene sobre todo por dos cuestiones. La primera es por el incumplimiento del Gobierno de España de sus propias normas. Si los  extranjeros que llegan a España, ya sea en la clase bussines de un Jumbo o en una patera, tienen que  pasar una cuarentena, vigente en los días que se produjo este traslado, no hay razón que justifique, el recorrido por más de media España de los aludidos. Si a un incauto, imprudente o gamberro que se marca una de botellón en fase uno, o unos sanfermines de pega en la fase cero, le cae la del pulpo y una multa respetable, al responsable de este traslado no habrá que eximirlo de responsabilidades. Insisto, aunque no haya tenido consecuencias sanitarias.
El grave problema que aqueja a nuestra clase dirigente es la soltura con la que se encuentran excusas para dar muletazos por la derecha, o naturales, que así llaman los taurinos a los que se hacen por la izquierda. Se está generalizando tanto esta actitud que  me dan ganas de desistir de hacer crítica en esta columna y dedicarla a ‘juegos florales’.
Con este paisaje de fondo, observo que la situación denunciada sólo afecta a Soria. Al menos no me consta que nadie se haya quejado desde otras provincias. Algo me hace pensar que, lo que indicaba en las primeras líneas  tiene algún fundamento. Tenemos un problema y donde menos impacto genera una solución de emergencia, aunque sea irregular, es aquí, en Soria. Sólo falta que nos digan que así también se combate la despoblación. Y se monden de risa. Encima.