El origen soriano de los Foronda sevillanos

Ana Pilar Latorre
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La tercera generación de Mantones Juan Foronda, la popular firma sevillana que elabora esta prenda tradicional y la vende en todo el mundo, mantiene la estrella relación con Soria, la tierra de su abuela

El origen soriano de los Foronda sevillanos

Sevilla estos meses es un no parar por la Semana Santa y la Feria de Abril, que comenzará el uno de mayo. En la firma de Mantones Juan Foronda preparan sin parar sobrias mantillas y floridos y elegantes mantones de manila para lucir estos días tan especiales. El Día de Soria ha querido indagar en los orígenes sorianos y riojanos de esta popular empresa familiar que es referente internacional de mantones y mantillas. 

«Nuestra abuela paterna, María Asunción Blasco García, nació en Sotillo del Rincón, y era la segunda de los cuatro hijos de Pedro, de Valdeavellano de Tera, y Victorina, de Sotillo, que se dedicaban a la agricultura y la ganadería», comenta José Luis Foronda Balbuena, de la tercera generación. Como eran trashumantes, cada año después del verano se trasladaban a Andalucía hasta primavera, cuando volvían a Soria porque ya había suficiente pasto para dar de comer al ganado. «Con el tiempo, toda la familia se estableció en Sevilla», donde María Asunción conoció a Juan Foronda, un joven natural de Berceo (La Rioja), que con 14 años emigró a Sevilla a probar fortuna, trabajando en la sección de mantones de los grandes almacenes Los Caminos. Como María Asunción acudía con frecuencia, comenzaron su relación. Cuando se casaron, Juan Foronda decidió poner en marcha su propio negocio en la plaza de Cristo de Burgos y, posteriormente, en Hernando Colón. Cuando enfermó fue su segundo hijo, Juan Foronda Blasco, quien se hizo cargo de la empresa y «empezó a popularizar el uso del mantón, ya que por aquel entonces no todos los bolsillos se lo podían permitir». «A fuerza de mucho trabajo, fue ampliando el negocio hasta contar con siete tiendas (en Sierpes, Sagasta, al pie de la Giralda...) en el centro de Sevilla y exportar mantones por todo el mundo» y, al fallecer, tomaron las riendas su viuda, Sara Balbuena Caballero y tres de sus cuatro hijos: Juan Manuel, Álvaro y José Luis.

A este negocio familiar que en 2023 cumplirá cien años, dedican «todo el cariño y el trabajo del mundo». Tienen clientes de mantones y mantillas en toda España, pero también en el extranjero y por la proliferación de escuelas de flamenco en Asia, América, Europa... «Se va extendiendo mucho el uso del mantón y a través de las redes sociales cada vez somos más conocidos y nos permite llegar a otras partes del mundo», indica.

El origen soriano de los Foronda sevillanosEl origen soriano de los Foronda sevillanosLa confección es tradicional, en seda natural y con bordados a mano, variando tan solo el color de fondo y los flecos. Cuentan con 25 empleos directos, a los que se suman flequeras en distintos pueblos sevillanos. Tras la pandemia, este año se inicia la recuperación. Hay mucha demanda y hay algo de escasez de los mantones que llevan más bordados. El negro y el beige son los más solicitados, al ser los «más combinables»; pero ahora se llevan también los de flecos combinados con el bordado, «aporta una categoría al mantón muy bonita». Hay piezas de 99 a 3.500 euros, algo intermedio sería por 500-600 euros que tarda tres o cuatro meses en bordarse. «A veces la gente se asusta por el precio, pero es que el trabajo es increíble», subraya.

En mantillas, experimentan un auge porque la gente joven se está animando a llevarla en Jueves Santo. «Había muchas ganas de Semana Santa y este año ha sido muy bonito en mantillas», destaca José Luis.

El origen soriano de los Foronda sevillanos
El origen soriano de los Foronda sevillanos
arraigo. La relación de la familia con Soria «siempre ha sido muy especial» y todos los veranos venían a Sotillo del Rincón a la casa de los abuelos. Recuerdan con cariño la vida en el pueblo, las vacas pasando por las calles..., «lo valoramos mucho al vivir en la ciudad». Aunque la casa grande se vendió hace unos años, lo que les dio «mucha pena», hay algunos que han comprado casas más pequeñas y siguen visitando el pueblo. «Cada vez que podemos nos escapamos a Soria. Es imprescindible tomar la primera cervecita en el Torcuato, cargarnos de productos típicos en Muñoz y visitar al Gari en su maravilloso restaurante del Mesón Castellano», comentan.