Las entrañas del 'underground'

Miriam Badiola (Ical)
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En plena Plaza Mayor de León, el restaurante Topo Canalla abre sus puertas con una decoración urbana abierta a que se sumen aquellos leoneses "que tengan alma de artista"

Las entrañas del ‘underground’ - Foto: CAMPILLO

Un luminoso sobre la puerta de entrada de un nuevo local situado en la emblemática Plaza Mayor de León se convierte en toda una declaración de intenciones. ‘Te veo abajo’, reza una luz roja. ¿Y qué es lo que espera abajo? “Una pura locura urbana”, según lo define su creador.

Uno de los restaurantes más conocidos de la ciudad de León, el Topo, aquel en el que se podía comer una rica pizza a los pies de la Pulchra Leonina ha tenido un hermano pequeño y más travieso. Se llama Topo Canalla, se ha independizado y cuenta con un pequeño local en las profundidades de la Plaza Mayor, donde alberga un estilo ‘underground’ nunca antes visto en la capital leonesa y que decide apostar de manera descarada por el arte urbano.

Es la cara B del Topo existente en la Plaza de Regla, “una extensión con un concepto completamente diferente”, que mantiene la misma carta de su hermano mayor, así como su misma música “indie, popera y muy alternativa, para gente joven”. Lo único que cambia es el apellido: Canalla.

“De repente tengo un hijo que va muy bien vestido y es muy correcto y luego tengo otro más canalla y loco, con sus pelos de colores”, explica el interiorista del restaurante, Manuel Cuadrado, quien ha decidido apostar por el reciclaje de elementos y el arte leonés.

¿De qué manera? En primer lugar a partir del trabajo de tres artistas de la ciudad: el tatuador Victor Colado, la artista principiante Rosa Rodríguez y el graffitero Sergio González, ‘Pinche’. Ellos tres han llevado a cabo diferentes aportaciones que se pueden contemplar en las paredes de las diferentes plantas del local.

El espacio, afirma Manuel Cuadrado, pretender ser “un lugar para que todas aquellas personas que tengan alma de artista vengan y nos digan: oye tengo esto para esta pared, expónmelo una temporada”. Sigue “un arte completamente ecléctico” en el que “todo da igual”, donde cualquiera, “por muy loco y extravagante que sea”, tiene que cabida, al tratarse de un proyecto decorativo “completamente abierto”.

Sin embargo, hasta llegar este concepto, el local que desde esta semana da cabida al Topo Canalla ha pasado por diferentes etapas a lo largo de los últimos diez años, según cuenta Cuadrado.

“Primero fue un italiano, que se llamaba La Favorita, y los primeros dos años funcionó muy bien, pero luego la plaza no estaba como ahora, se cayó un poco y no tenía el ambiente que hay ahora”. Después de ser italiano, tuvo un giro de estilo y pasó a ser “una hamburguesería gourmet que se llamaba Foodie”. Hoy, se ha convertido la casa del nuevo hermano del Topo, pero hasta convertirse en ella, y a pesar de que el local estuviera “inmaculado”, su decoración vivió un giro de 360 grados tras “haberse quedado obsoleta”.

Es precisamente porque estaba “inmaculado”, por lo que en tan solo un mes y medio el interiorista ha dado a luz a algo completamente diferente, a pesar del reto que supone “mejorar algo que ya estaba bien hecho”.

“Para ello hemos reciclado absolutamente todo, hemos intervenido en todos los materiales, cuadros, mobiliario y hasta techos que había antes, nos hemos reinventado y para ello hemos aprovechado absolutamente todo, desde luminosos de diferentes marcas hasta sillas de Centro Reto pintadas de colores”.

Con todo ello, el espacio vivió un “giro agresivo, trasgresor y muy loco”, dentro del estilo urbano “para conseguir actualizarnos y estar en vanguardia”, en el que el interiorista del espacio, Manuel Cuadrado, confiesa haberse rodeado de “gente como Pinche, Victor Colado o Rosa, que han aportado su arte”.

Cuenta con rincones especiales, como el que se encuentra en su última planta, a mano derecha, donde un arco da entrada a una pequeña joya: una parte de la muralla leonesa a la que el Topo Canalla ha contagiado su locura. “Pretendíamos conservar la muralla y darle vida pero sin tocarla, por lo que hemos colocado una malla delante y, sobre ella, luminosos de diferentes marcas que crean un ambiente muy cálido y divertido”.

‘Make pizza no war’, advierte uno de esos luminosos colocados sobre parte de la historia de León que, a partir de esta semana, contará con una nueva etapa gracias al Topo Canalla y a su disruptor estilo. “Al que le guste le encanta, y al que no le guste lo aborrece”, advierte Cuadrado.

Artistas ‘residentes’

A pesar de que el Topo Canalla está completamente abierto a que los artistas de la ciudad que lo deseen acudan con sus obras para integrarse en su decoración, el espacio cuenta ya con la firma de tres artistas leoneses.

El primero de ellos es el graffitero Sergio González, ‘Pinche’, que ha pintado varias obras de diferentes estilos distribuidas por la mayor parte de las paredes del local, de tres plantas, donde ha logrado crear ambientes “cada uno de su rollo” pero dentro siempre del estilo ‘underground’ buscado.

También residen en el Topo Canalla los cuadros de la artista principiante Rosa Rodríguez, que comenzó a pintar en la cuarentena a raíz de que un vecino le regalase unas pinturas. “Se me empezó a dar bien y conseguí hacer algo que yo no sabía, porque al final cuando tienes tiempo te das la oportunidad de probar cosas nuevas”.

Cosas nuevas que se han convertido en “un estilo muy particular, que no se identifica con ninguno en concreto” sino que se basa en “lo que me sale de dentro”. Sin embargo, sí que hay algo que la caracteriza: los rostros.

“Me gusta pintar caras porque lo que más me gusta es pintar una mirada que me transmita algo y además casi siempre lo hago de frente para conseguir que llegue a la gente”, señala Rosa, al tiempo que apunta que se trata de “retratos exóticos, quizá por mis raíces. Soy cubana y también tengo muchas raíces de África; eso es lo que me motiva a pintar lo que pinto”.

“Esto es nuevo en León, no lo hay en ningún lado, yo solo conozco un local en Barcelona que es en este estilo”, dice el tercero de los artistas ‘residentes’ del Topo Canalla, el tatuador Víctor Colado, cuya aportación se encuentra en una esquina entre dos tramos de escalera y es muy peculiar.

En uno de los descansillos de las estrechas escaleras que adentran al cliente a las entrañas del estilo ‘underground’, se encuentra un maniquí de diferentes colores que formó parte de un graffiti pintado por el tatuador y cuyo resultado se puede ver en las dos fotografías que acompañan al modelo.

“Aporto una pequeña esquina de todo el local, colaboré con un maniquí que forma parte de un graffiti pintado en una fábrica abandonada y traído al local con parte de la esencia del bar, que no es más que mi representación del estilo ‘underground’”, relata.