Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Devolver los cascos

12/06/2022

La práctica que existía en mi infancia de devolver los cascos para ahorrarnos el coste del vidrio podría recuperarse en Alemania. En este país corren el riesgo de quedarse sin botellas de cerveza a causa del aumento de los costes de producción y los problemas de logística. La energía ha subido un 500 por ciento lo que ha repercutido en que están pagando un 80 por ciento más que hace un año por las botellas de vidrio nuevas. Los productores ya han advertido que si los alemanes no quieren quedarse sin cerveza este verano habrá que recurrir a la pretérita devolución de los cascos. Parece que el reciclaje sirve desde el punto de vista medio ambiental, pero en estos momentos no tiene efectividad desde el productivo.

Una noticia que rescata muchos recuerdos de mi infancia vinculados a los recados que nos encargaban en casa cuando nos mandaban a comprar a la tienda del barrio con la eterna monserga de «que no se te olviden los cascos». Y si se nos olvidaban (que casi siempre se nos olvidaban), los tenderos y tenderas nos hacían el favor de no cobrarnos el casco con la coletilla del «pero me los bajas ahora». Íbamos a comprar con una bolsa de tela o de rafia. Nadie usaba bolsas de plástico. No existían los contenedores amarillos ni los azules. Los verdes, tampoco, porque para eso devolvíamos los cascos. Solo había un contenedor que rellenábamos cada noche vertiendo la basura, sin seleccionar, directamente desde el cubo al que en el fondo se le ponía unas páginas de algún periódico viejo.

Los de mi generación disfrutamos de una convivencia callejera muy comunista en la que compartíamos todo. Una generación en la que teníamos clarísimo que todo era de todos: juegos, juguetes, la tiza para dibujar el calderón, el bocata, un «déjame dar una vuelta en la bici», las costras en las rodillas y los codos y las broncas que nos caían porque salíamos por la tarde sin haber hecho previamente los deberes. Una niñez sin extraescolares, sin clases de apoyo, sin más obligaciones que ir al colegio y jugar en la calle. Una infancia muy diferente a la que se vive actualmente. Una niñez ni mejor ni peor que la actual, solo distinta. No soy psicóloga, pero tengo la sospecha de que jugar en la infancia es más importante que formarnos para ser los mejores. Ese afán por enriquecer el currículo me parece más competitivo que formativo.

¿Quién de nuestra generación no se da un garbeo por los 'yo fui a EGB' de las redes sociales para rescatar a la niña y al niño que llevamos dentro? El retorno melancólico al pasado se pone de manifiesto en estas modas que resucitan lo viejo bajo la expresión snob de vintage. Siguiendo esa moda, yo ya me he hecho con un tocadiscos, unos pantalones de campana, unas gafas tipo John Lennon y mi sueño es poner en el salón de casa, de hecho ya tengo reservado el espacio, una Rockola. No sé si admitirá euros.