Aurelio Martín

LA COLUMNA

Aurelio Martín

Periodista


Cuestión de extremos

16/11/2020

El Gobierno que preside Pedro Sánchez, también el PSOE del que es secretario general, se encuentra ante una difícil texitura para sacar adelante los Presupuestos, totalmente necesarios en estos momentos de crisis provocados por la pandemia, aunque ya ha dado el primer paso a su favor, como es el rechazo de las enmiendas a la totalidad, a base de contar con apoyos en los grupos más a la izquierda de la Cámara, lo que sitúa en una posición incómoda para muchos de sus dirigentes autonómicos, y también de sus votantes.
La imagen de celebración del vicepresidente del Gobierno, Pablo Iglesias, dirigente de Podemos, el otro partido de la coalición, al conocer el apoyo de EH Bildu ha sido muy reveladora de quien ha tomado el timón de los apoyos parlamentarios, colocando a sus socios en una posición difícil porque, aunque en los peores tiempos del terrorismo se clamaba por el abandono de las armas y se invitaba a los radicales a sentarse en las instituciones, es aún complejo para una gran mayoría digerir hechos tan recientes, o comprobar en directo que, a cambio de los votos, ERC logre que la Ley de Educación prevea que el castellano no sea la lengua vehicular del Estado abandonando la letra de la Constitución que. Y es más, por si fuera poco, el partido del que es portavoz en el Congreso Gabriel Rufián mete prisas para que se apruebe el texto antes de que llegue el debate y votación final presupuestario. 
«El bloque de la investidura se refuerza y será de legislatura y de dirección del Estado», ha escrito Iglesias en Twitter dejando claro sus preferencias en cuanto a compañeros de viaje y poniendo contra las cuerdas al presidente a quien deja pocas salidas de negociación. Pero tampoco le permite mucho margen político, partiendo de que las cuentas deben salir adelante, no solo por ser imprescindible, sino porque también vendría a blindar la legislatura.
Existe legitimidad democrática, la composición del Parlamento es la que han decidido los ciudadanos, pero el bloque al que se refiere Iglesias no se encuentra en la mente de una gran mayoría, también tiene una visión un tanto diferente al espíritu constitucional, y lo único que provoca es que cada vez más se radicalice la política en el lado derecho. 
Desgraciadamente estábamos acostumbrados a ver enfrentados a los partidos en algo tan serio como la gestión de la situación sanitaria provocada por el coronavirus, ahora en manos de las comunidades autónomas, cada una con medidas diferentes que, por el momento, se ignora si tendrán efectividad a base de tratar de convivir con la COVID, con un aumento generalizado de los casos, los ingresos hospitalarios y los fallecimientos. Serenar la vida política española tampoco parece posible, a no ser que nos vayamos a los extremos. Es preciso que reflexionen todos en este tiempo que queda porque del asunto se desprenden muchas lecturas.