Laura Álvaro

Cariátide

Laura Álvaro

Profesora


Resaca postelectoral

20/02/2022

'I have a dream', decía Martin Luther King. Y como él lo tenía, la ciudadanía de Soria también ansiábamos representación política de algún tipo. Requeríamos que alguien gritara a los cuatro vientos las injusticias que venimos sufriendo desde hace décadas como el mayor exponente de la España Vaciada. Y así fue como el pasado 13 de febrero ese sueño se hizo realidad y, superando los mejores pronósticos, finalmente fueron tres -de los cinco escaños que corresponden a la provincia- los que han conseguido Soria ¡Ya!
Esta ha sido, sin duda, la parte más dulce del resultado electoral. No obstante, hay otras lecturas que realizar al respecto de los últimos comicios regionales. Los resultados dejan al descubierto un cambio en la tendencia política de los castellanoleoneses. Aunque es evidente que la ideología sigue siendo eminentemente de derechas -y así lo vamos a seguir viendo en el próximo gobierno que se encargará de la gestión de la Comunidad Autónoma durante los próximos 4 años-, lo cierto es que el reparto de votos evidencia varias realidades. En primer lugar, parece ser que el votante no estaba satisfecho con el co- gobierno de Ciudadanos, el partido más castigado, que ha pasado de compartir el poder con el PP a limitarse a un único escaño, lo cual le supone una pérdida casi completa del poder que había ostentado desde 2019. 
Pero sin embargo el cambio más significativo es el ascenso de VOX, como sucedió en las últimas elecciones generales, que posicionó al partido como uno de los que mayor representación política obtuvieron. De esta manera, se postula como socios de gobierno para abrir negociaciones con Fernández Mañueco y su formación. Para mí fue inevitable, y también he leído opiniones similares por la red, que ante este panorama mi memoria no fuera hacia alguna de las declaraciones más polémicas de este partido. Aunque tampoco es necesario echar la vista demasiado atrás, porque García- Gallardo ya ha marcado sus exigencias para permitir a los populares un gobierno de coalición. Son muchas las red flags que se avistan en sus requerimientos, empezando por acabar con lo que él define como «políticas de izquierdas». Eliminar la Ley autonómica contra la violencia de género o el decreto que regula la Memoria Histórica son solo dos ejemplos de los logros sociales con los que quiere terminar de un plumazo. Hace unos días leía la reflexión postelectoral de la alcaldesa de un pequeño pueblo vallisoletano, militante del grupo Toma la Palabra. Se lamentaba por los resultados obtenidos y reflexionaba por lo que está por venir, por un futuro regional a corto plazo en el que el discurso del odio cope todo el protagonismo. Es difícil predecir lo que sucederá en los próximos meses y años en nuestra Comunidad Autónoma, pero no se auguran buenos tiempos para la igualdad, el respeto o la justicia. En su texto, la edil barajaba -para acabar, por fortuna, descartándolo- abandonar Castilla y León. Desafortunadamente, los habrá que opten por esta opción, ya no por ideología sino por miedo a las represalias si la ultraderecha finalmente consigue formar parte del gobierno. No obstante, y por cerrar el texto con buen sabor de boca, las exigencias históricas de Soria cuentan ahora con guerreros numantinos, que lucharan con uñas y dientes por lograr que la provincia salga del ostracismo al que, durante décadas, hemos estado sometidos por los gobiernos regionales y nacionales de ambos bandos.