Supongo que el mundo del fútbol profesional, ése en que los millones se mueven como hojas caídas en medio de una tormenta, es como una aventura en solitario: como te pase algo grave, el revoloteo circular de los buitres será tu única compañía. Es lo que hoy siente Zidane, el tipo que llegó al rescate de un Madrid caótico y moribundo y que hoy está herido y cuestionado por todos; el hacedor de milagros (sobre todo la tercera Copa de Europa) es ahora un bulto sospechoso sin flor.

Mil buitres revolotean a su alrededor. Encuestas interesadas sobre la culpabilidad de la situación actual y el 3-0 de París, editoriales furibundos contra el técnico (porque las maquinarias propagandísticas de los grandes, no excluyo al Barça de la ecuación, saben que la temporada acaba de empezar y hay que tirar adelante con esta 'cuadrilla' de futbolistas), pitos, técnicos en el paro buscando micrófonos en los que opinar sobre la inacción de Zizou, el nombre de Mourinho convirtiéndose en trending topic la misma noche del fiasco ante el PSG, patéticas estadísticas -las mismas que se publicaron hace dos semanas, pero vestidas con supuesto ropaje moderno- que desnudan todos los defectos de esta segunda etapa del técnico francés…

Y muy al fondo, entre el aleteo de los carroñeros (porque Zidane no tiene ese crédito ilimitado que tenía cuando relevó a Solari), aparece tendida una mano. «No quiero opinar ni molestar, menos en un momento así», dice Vicente del Bosque. Un técnico que fue despedido en 2003 tras ganar la Liga y dos Champios' en tres años y que podría molestar lo que le diese la gana. Es raro encontrarte señores en esta jungla…

Una maldad antes de terminar. ¿Qué cláusula tiene Lopetegui, que lo está bordando en el Sevilla? ¿Se lo imaginan?