Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Dos mentiras al día

23/10/2020

Según un estudio de la Universidad de Virginia (EEUU), la mayoría de los seres humanos decimos dos mentiras al día. Es la principal conclusión del estudio que además detalla motivaciones y perfiles de los mentirosos que voy a obviar porque no tengo suficientes caracteres y porque lo que me ha encantado es ese resultado: dos mentiras al día. A partir de ahora, cada vez que escuche hablar a cualquiera me preguntaré si lo que dice es una de sus dos mentiras diarias. No siempre es fácil desenmascarar al mentiroso porque no siempre los engaños tienen intenciones maquiavélicas o pérfidas. A veces se trata simplemente de agradar al otro por la razón que sea: por pena, por caridad, por motivar, por lograr algún beneficio. Que levante la mano el que alguna vez no haya piropeado a alguna persona enferma con aspecto deteriorado solo por animarle. Eso es una mentira. Quién, en su adolescencia, no se ha inventado alguna excusa ridícula con los padres por miedo a ser castigado. Eso, también es una mentira. Qué político no engaña para justificar lo injustificable. Eso es por supuesto una falacia de tomo y lomo que, casi con toda seguridad, supera con creces la media del estudio de la Universidad de Virginia de las dos mentiras al día. Por ejemplo, cuando estos días hemos escuchado al Vicepresidente de la Junta y médico, Francisco Igea, explicar por enésima vez que no pueden contratar médicos porque no hay, ¿será una de sus dos mentiras diarias que el estudio de la Universidad le asigna? Que cuando, al igual que la Consejera de Sanidad, Verónica Casado, también médica de profesión, sale con esa excusa de que en este país no hay facultativos, a mí lo primero que se me ocurre es invitarles a que dejen sus cargos institucionales, se enfunden la bata blanca y se vaya el uno a Quintana Redonda y el otro a Duruelo de la Sierra, por ejemplo. Aunque no quisiera yo que mis familiares, amigos y paisanos de Quintana tuvieran como médico de cabecera a Don Francisco o a Doña Verónica. Ya que hay pocos doctores, no desperdiciemos dos de ellos en hacer política que, para hacer política, hoy por hoy, vale cualquiera, solo hay que echar un vistazo a las bancadas de cualquier institución pública. 
Si tuviera más caracteres a mi disposición podría reflexionar sobre todas las declaraciones que hemos escuchado en los últimos días en boca de cualquier político para esclarecer cuáles han sido sus dos mentiras diarias. Todos los políticos de todos los partidos y de todas las instituciones es probable que nos mientan al menos dos veces al día. Sería bueno que todos ellos salieran ya de casa ‘mentiditos’. Que dejen sus dos falacias diarias entre las cuatro paredes de sus domicilios para que la ciudadanía podamos respirar y vivir con algo más de confianza.