Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Aciturri

03/09/2020

Las negociaciones sobre el ERE de Aciturri han puesto sobre el tapete el drama del sector aeronáutico. La hostelería, el turismo, el comercio, son sectores cuya deriva en esta pandemia afecta a nuestra Comunidad de modo contundente, pero hay otros que parece que no… y son un drama. Los aeropuertos vacíos y los aviones aparcados constituyen un icono para la historia, un testimonio para las generaciones futuras.

Se tambalea el sueño aeronáutico de Castilla y León, la ventura visionaria de Ginés Clemente, nuestro “self made man”, que del garaje de “Mecanizados Clemente” creó una empresa multinacional de altísimos vuelos. Si de alguien se puede decir eso de “quien iba a pensar que por culpa de una pandemia….” es de Aciturri, evidencia de la rotundidad e imprevisibilidad de la calamidad en la que estamos.

Al margen de la coyuntura, del impacto sobre el empleo, sobre todo en Miranda de Ebro, también en Valladolid, tenemos que dimensionar la trascendencia patrimonial de esta falla. Necesitamos tener sectores de tecnología puntera, batas blancas, y que el futuro de la automoción se deteriore es un inconveniente más allá de la coyuntura, un daño permanente que hay que eludir a toda costa.

Vamos a esperar a las negociaciones para la resolución de este problema y desear que sea circunstancial, confiar que cuando pase esta catástrofe se recuperen los proyectos detenidos, los empleos perdidos, las ilusiones rotas. Y sobre todo tener la voluntad de ayudar, porque lo mismo que construir coches se interpreta como un factor estratégico, construir aviones también lo es. Y Aciturri es algo más que una empresa: es un símbolo elocuente del tiempo que nos ha tocado vivir, una prueba de esfuerzo de nuestra capacidad de resistencia.