Debido a la prevención de la propagación del coronavirus se decidía que los diferentes deportes se jueguen a puerta cerrada para evitar el contagio, después se suspendían, pero el Numancia lleva tiempo contagiado por el virus de la derrota y lleva tiempo cerrándose la puerta el sólo. Después de una primera vuelta de campeonato en la que nos maravilló con su lucha y su entrega, nadie entiende como ahora baja los brazos, no muerde al rival como antes y no sabe como sacar un partido adelante ni contra diez jugadores. El equipo lleva una racha de resultados malísima, ¿puede ser por la ansiedad al miedo a perder y se bloquean?  ¿Puede ser porque se les esté agotando la batería y el cargador no funciona? ¿Acaso el rival sabe cómo jugarnos? Más vale que encuentren rápido la solución a todas esas cuestiones porque hace muy poco tiempo esa puerta cerrada estaba totalmente abierta, es más, estábamos a las puertas del cielo de la salvación, incluso de la promoción.
Hay un dicho que reza ‘cuando una puerta se cierra, otra nueva se abre’, pero, cuando una puerta lleva mucho tiempo cerrada se puede encallar y ya no hay Dios que la abra ni con tres en uno. Hay que encontrar la llave que abra aquella puerta que nos conducía a la tranquilidad. Este Numancia puede hacerlo porque ya lo ha demostrado y si hemos perdido esa llave, pongamos todos el hombro para derribar esa puerta mala y poder abrir la buena. ¡No nos quedaremos a las puertas, llegaremos hasta el final del buen camino!

 
¡Hoy, ahora y siempre...¡Aúpa Numancia!