Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Sigue el desconcierto

24/09/2022

"No podemos arrastrar conflictos del siglo pasado. Por eso, en lo que respecta a una zona muy importante para España como es el Sáhara Occidental, España apoya una solución política mutuamente aceptable en el marco de la carta de Naciones Unidas y de las resoluciones del Consejo de Seguridad. En ese sentido, la labor del enviado personal del secretario general de Naciones Unidas me parece fundamental. Y quiero decir que cuenta con el respaldo total del Gobierno de España". (Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, en su intervención ante la Asamblea General de Naciones Unidas el 22 de septiembre de 2022)

"Reconozco la importancia que tiene la cuestión del Sáhara Occidental para Marruecos y los esfuerzos serios y creíbles, en el marco de Naciones Unidas, para encontrar una solución mutuamente aceptable. En este sentido, España considera la propuesta marroquí de autonomía presentada en 2007 como la base más seria, creíble y realista para la resolución de este diferendo". (Carta remitida al rey de Marruecos Mohamed VI, el 14 de marzo de 2022 por Pedro Sánchez).

Han pasado seis meses entre una y otra declaración que no hacen sino aumentar el desconcierto sobre cuál es la posición real del Gobierno español y de su presidente acerca del contencioso del Sáhara Occidental. Ni se ha sabido a ciencia cierta el motivo del cambio de la posición diplomática de España respecto a la que fue su colonia, ni los motivos que llevan ahora a Pedro Sánchez a volver a los criterios tradicionales. La excusa de que no se había variado de discurso, lo que vendría a ser avalado por su intervención en Nueva York se desmiente por el hecho de que Marruecos ordenó volver a su embajadora a Madrid, mientras que era Argelia quien retiraba al suyo; se frenaba la salida de pateras desde las costas marroquíes, mientras que aumentaba desde las costas argelinas. Además, el gobierno argelino cambiaba de socio estratégico para la comercialización de su gas y España era sustituida por Italia. Las contraprestaciones que se suponía que Marruecos implementaría tras el aval español a su plan para el Sáhara apenas se han dejado sentir, y se ha ido dilatando la apertura de las aduanas en Ceuta y Melilla -habrá que esperar a ver qué futuro tienen ahora-, mientras las relaciones comerciales con Argelia se encuentran bajo mínimos.

El discurso de Sánchez presentó la novedad de hacer explicito el apoyo de España a la población saharaui en los campamentos, "como ha hecho siempre" y destacó que es el principal donante internacional de ayuda humanitaria a los campamentos de refugiados, una mención dirigida tanto al Frente Polisario -la sociedad española está mayoritariamente a favor de la población saharaui- como a Argel, para buscar un acercamiento que desbloquee las relaciones políticas y comerciales en un momento en el que España quiere convertirse en el suministrador de gas a Europa.

Cierto que en ambas declaraciones se hace referencia a una "solución mutuamente aceptable", lo que no deja de ser una fórmula retórica, porque no hay ningún punto de conexión entre el plan de autonomía marroquí sobre el Sáhara Occidental y el referéndum de autodeterminación que exige el Frente Polisario. El nuevo vaivén de Sánchez demostrará la solidez del nuevo marco de relaciones con Marruecos, o si sirve para ablandar a Argelia. O si España se queda entre dos aguas.