José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


La invasión de los urbanitas

05/11/2022

Hace una eternidad, o me lo parece al menos, que tuve una enganchada con el presidente de una asociación, real o presunta, de Amigos de Valderromán. Denunciaba la pavimentación de la pista forestal que unía esta localidad con Caracena y se puso como un basilisco porque no atendí su requerimiento de dar bombo y platillo a su pretensión de hacerse un hueco en la televisión en la que por entonces yo ejercía de jefe de informativos, Canal 4. Era obvio que utilizaba el nombre de esa asociación para dar peso a sus argumentos, pero se negó a darme datos sobre la misma como el número de afiliados y si eran del pueblo. Él tampoco era vecino de Valderromán. Era y resumo, un urbanita que aspiraba a mantener el bucólico aspecto del pueblo para su solaz algunos días al año. A los aldeanos que les den…aunque la carretera a Caracena les abriera camino al resto de la provincia.
Hace poco otro residente ocasional, en este caso en el pueblo de Hinojosa del Campo lograba que se suspendieran los toques de campana del reloj de la iglesia porque incomodaban su sueño y esta pasada semana un ganadero de Pola de Siero en Asturias se hacía cruces porque le han multado con 300 euros porque los mugidos de una de sus terneras turbaban el descanso de otro urbanita convencido, como los anteriores de que, los pueblos de España semiabandonados, pueden ser idílicos resorts rurales que revivirán gracias a su generosa presencia. Y ya que hacen una labor social tan encomiable tienen derecho a alterar la vida y costumbres de sus rústicos habitantes.
Buena parte de los pueblos de Soria están resucitando de su abandono gracias a que hijos o nietos de sus habitantes rehabilitan casas y convierten corrales en jardines. Dicho sea de paso con un notable buen gusto mayormente. He recorrido algunos estos días. Narros, Suellacabras, Santa Cecilia, Verguizas…Es obvio que hay una clara tendencia en el sentido señalado. La reflexión que nos queda por hacer es si será posible la convivencia con agricultores y ganaderos, si esta reconstrucción resultará  una moda pasajera y si será sostenible con una población tan fluctuante. Me pregunto si no habrá de contratarse, por los denominados 'veraneantes', a tres o cuatro 'habitantes fijos' que de paso pueden ejercer de alcalde y alguacil, e incluso cura si se tercia, para que en las fechas de asueto todo esté listo para volver a dar vida al pueblo, celebrar las fiestas patronales o las que la influencia cultural yanqui imponga y organizar campeonatos de todo tipo de juegos y deportes con el 'pueblo resort' de al lado. Ríanse si quieren, pero si aguanto cuerdo hasta los setenta, cotejamos los resultados de este pronóstico.