Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


El clima parlamentario

26/09/2022

Como miembro que fui de esa institución durante cierto tiempo (¡demasiado tiempo!), sigo con interés y con interés la actividad que se desarrolla en el Parlamento regional, las Cortes de Castilla y León. De un tiempo para acá también lo sigo con preocupación. Porque es preocupante el clima que han ido adquiriendo las sesiones, progresivamente calientes, noticiosas no tanto por los asuntos que se debatan en cada una de ellas, sino por el creciente nivel de agresividad y de insulto. Cuando ese clima alcanza ya al ámbito personal, cuesta detener la pendiente que se abre, una vez que está cuesta abajo, y enderezarla hasta recuperar la deseable normalidad.

En lo que yo recuerdo, nuestro Parlamento no fue con carácter general un espacio especialmente virulento. Como es normal, había contraposición, y muchas veces intensa y apasionada, entre las ideas, los proyectos y las opiniones de unos y otros. Y momentos tensos cuando se debatía algún asunto de mayor alcance ideológico o de mayor impacto social. Para eso está precisamente un Parlamento, cualquier Parlamento. Allí no se llega por simple deseo personal, ni por la superación de algún examen previo; sin perjuicio de que la conformación de las listas electorales en el seno de los partidos y grupos merezca reflexión, crítica y mejora, allí se llega por un proceso de elección ciudadana, para defender un determinado planteamiento, de manera que todo el que está allí tiene a su favor una presunción de legitimidad representativa. De lo que se trata es de que no la pierda en el ejercicio del cargo.

Estos últimos días se han escuchado allí palabras gruesas y expresiones verdaderamente ofensivas, en absoluto relacionadas con lo que puede ser un debate tenso, o incluso brusco. Luego, cada uno acusa al otro de ser el culpable o responsable principal de la escalada. Y es probable que haya de todo, y que todos tengan que hacer un esfuerzo para recuperar la cortesía y, si fuera posible, la cordialidad. Pero tampoco es dudoso que quienes tienen un papel institucional más alto tienen también más obligación de ejemplaridad. Empezando por el Gobierno regional, y alguno de sus miembros, que se ha destacado en la carrera de la agresividad, tal vez ignorando que su posición en el liderazgo del grupo al que pertenece no puede estar por encima de la función que tiene que desempeñar.