Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


A posteriori

02/12/2019

Dicen muchos entendidos en el asunto de los sondeos de opinión que los estudios verdaderamente interesantes no son los que se hacen antes de las elecciones, con el fin de pronosticar un resultado, sino los que se hacen después con el fin de analizar un resultado que ya se ha producido. Y no sería de extrañar que tengan bastante razón, aunque también caben algunas dudas. Seguramente, a posteriori, los encuestados responden con más espontaneidad y más sinceramente, una vez liberados de la presión de optar, y de manifestarlo de antemano; también puede ocurrir que, una vez conocido el resultado, uno tienda a inclinarse más hacia aquellos que tuvieron buena fortuna electoral, por aquello de correr en auxilio del vencedor, y que esto compense lo anterior. Es posible, ambas cosas pueden ocurrir y convendría verlo con cierta reserva.
Pero lo más curioso de todo es el estudio de datos obtenidos cuando la votación es inminente, pero aún no se ha producido. En ese momento, mucha intención electoral esté ya definida y aún no influye el conocimiento del resultado. Por eso me pareció tan interesante un sondeo del CIS conocido estos días, pero realizado inmediatamente antes de las votaciones del 10 de noviembre.
Fíjense: preguntados los encuestados sobre si la situación en Cataluña influiría en su voto, un 55% contestó que no, pero un 44% confesó que sí, que estaba influyendo en aquel momento, o que había influido ya, si la decisión de voto estaba definitivamente tomada. Lo que se correspondía bastante con el hecho de que de que ese tema hubiera doblado el porcentaje de preocupación (del 8 al 19%) respecto del que había unas semanas antes, ya que en medio se había dictado la sentencia condenatoria. Aún más significativo era el dato de que ya entonces un 8% reconocía directamente que el asunto catalán le había llevado a cambiar el voto; porcentaje que sin duda aumentó en el último momento. Una buena parte de los que confesaban influencia en su voto habían decidido, o estaban en trance de decidir, votar a Vox y, a la vista del resultado, no hay duda de que así era, o así estaba siendo. Y todavía lo más sorprendente: un 11% de esos votantes procedía del PP y un 10% del PSOE. Ambos recibieron votos de otra procedencia (Ciudadanos y Podemos, respectivamente), pero ambos cedieron voto a Vox. Para pensarlo.