Óscar Gálvez

Óscar Gálvez

Periodista. Director editorial Castilla y León Promecal


Pactar, sacrificar, gobernar

09/06/2019

Tras las elecciones del 26 de mayo, los equipos de dirección de los partidos se tomaron los primeros siete días para analizar el nuevo escenario político y tantear las opciones de éxito o fracaso de cara a los inaplazables contactos que tarde o temprano tendrían que comenzar para pactar el poder en las instituciones. Ese momento llegó, ha sido esta semana que hoy se cierra, con esa calma tensa de los primeros días ya transformada en negociación y condiciones. Evidentemente, se sigue con interés especial el proceso en lo concerniente al próximo Gobierno de la Junta, que se activó de acuerdo a lo esperado entre PP y Ciudadanos dentro de una política global de pactos en todo el país entre estas formaciones, que comparten criterios en políticas como la educativa y económica, principalmente en la fiscalidad. Que Ciudadanos eligiera al PP como primera opción para pactar lo esperaban muchos, aunque ha sorprendido a otros. Especialmente a aquellos para los que cuando Albert Rivera justificó el cambio en Andalucía en la necesidad de acabar con 36 años de gobiernos del mismo color para abrir las ventanas y que corriera el aire pensaban que los 32 del PP en Castilla y León también podían servir en caso darse el escenario. 

 

Lo que también ha causado cierto asombro ha sido la relativa tranquilidad con la que el vencedor de las elecciones autonómicas, el socialista Luis Tudanca, ha asumido durante días el papel secundario al que Ciudadanos le ha relegado al dar prioridad al PP. Sobre todo por su holgado triunfo en las urnas, unido a la fuerte caída del PP, que con una caída de 13 escaños ha perdido su histórica hegemonía en la Comunidad. Aseguraba Tudanca el miércoles estar tranquilo ante lo que consideraba lícito por parte de Ciudadanos, pero el viernes empezó a tomar la iniciativa e invitó a Francisco Igea a establecer contactos formales, coincidiendo con un contratiempo surgido en la mesa de diálogo entre PP-Cs. Como si presagiara que tarde o temprano iba a tener su oportunidad, desde ese estado de observación sin aparente preocupación ha decidido entrar en juego aprovechando la indignación que en el PP ha causado que Igea haya condicionado la investidura de Alfonso Fernández Mañueco a que tres de los suyos se caigan de sus respectivas carreras por alcanzar alcaldías o diputaciones. La exigencia de que Jesús Julio Carnero (Valladolid), Javier Lacalle (Burgos) y Alfonso Polanco (Palencia) no repitan en sus puestos porque ya llevan ocho años ha llevado al PP a pedir a los naranjas que se les pida criterios objetivos y no personales. Y ello, a que en Ciudadanos se empiece a interpretar que en el PP no hay voluntad de cambio en regeneración. 

 

El PP mantiene plenamente su confianza en que antes del día 21, cuando se constituyan las Cortes, estará el acuerdo cerrado. Para que sea así, dada la condición impuesta de Cs uno u otro tendrá que ceder. O el PP sacrifica a los suyos o Cs renuncia a una de las líneas rojas de su estrategia política: la regeneración. Mientras, el PSOE entra en juego. Puede fracasar la negociación con el PP, pero el acuerdo con los socialistas también tiene líneas rojas por parte de Ciudadanos, no solo las derivadas de las diferencias ideológicas sino las mismas de limitación de mandatos de algunos alcaldes y presidentes de diputación impuestas al PP. Hay quien hoy ve posibilidades a Luis Tudanca en caso de que el PP rechace sacrificar a los suyos, incluso aunque también se negara el PSOE a hacer lo propio con alcaldes como Carlos Martínez (Soria). Claro que eso solo sería posible si Ciudadanos no lograra cerrar el acuerdo con ninguno y se acaba yendo a la abstención. Aún no están todas las cartas boca arriba. Queda mucha estrategia por aplicar