José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


La liebre de trapo

05/02/2021

La variopinta y a veces errática gestión de la pandemia en algunas autonomías, ha convertido el paisaje de nuestro país en el escenario de un teatrillo de ocurrencias, que lidera sin duda, la presidenta de Madrid Isabel Díaz Ayuso. Pero hablemos de lo que nos toca más de cerca. Castilla y León.
Nunca sabremos el nivel de eficacia que tienen las últimas medidas que ha adoptado nuestro gobierno regional. El conflictivo toque de queda a las 8 de la tarde o el casi cierre de la hostelería. Si atendemos a las propias palabras de la consejera Casado, hay muchas familias que tienen contagiados a casi todos sus miembros e incluso hospitalizados, y eso es consecuencia de las reuniones familiares durante las fiestas navideñas. Parece bastante evidente que los principales focos están en los domicilios y, si a eso atendemos, no parece que la clausura de la hostelería tenga mayor efecto que la ruina del sector. Sé que me van a decir que es obvio que reunirse en espacios público genera contacto y en consecuencia contagios, pero, al menos están a la vista, y deben cumplir unas determinadas normas que, desde luego, no se aplican a los espacios privados, donde cada uno hace de su capa un sayo y nadie puede controlar lo que pasa tras la puerta de una vivienda, ni los agentes de la ley, salvo que esgriman un orden judicial. Es incontrolable y también lo es el confinamiento perimetral. Se cuelan todos los que les da la gana con justificación o sin ella.
En estas estamos, cuando las voces de los colectivos afectados claman en el desierto, situación particularmente sangrante si nos referimos a los sanitarios, que piden sobre todo un refuerzo de personal que, en el caso de Soria, no sólo no ha crecido como comprometió la Junta que haría tras alcanzar un acuerdo con la oposición al respecto, sino que ha menguado significativamente. 
Pero ya saben, algo hay que hacer y las medidas radicales molan. Así, en Quintana Redonda cierran del todo la hostelería y la tienda de ultramarinos a las seis de la tarde. La razón, que se ha desbocado esa tasa que es proporcional a la población y han bastado siete contagios en una residencia para que  la calculadora ponga su cifra en rojo. Imaginen a los abuelos escapándose de sus aposentos a las siete para comprar una barra de pan o para tomar un café en el Bar Frías. Absurdo, pero parece que es una computadora la que toma  las decisionesy pasa lo que pasa.
No me extraña que el alcalde de Soria, empeñado en que, de una vez, mejoren la sanidad, afirme que nos tienen como a los galgos, corriendo sin fundamento ni destino detrás de una liebre de trapo.