Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Cuerpo a tierra

03/03/2023

Cuando yo era pequeña, quería ser periodista. En concreto, quería ser periodista de radio, porque en la cocina de mi casa, desde que tuve uso de razón, siempre había un transistor encendido. Me crié escuchando a Hermida en Antena 3 radio y luego, a Gabilondo en la Ser. Yo quería ser como ellos (¡qué atrevimiento!). Antes de llegar a la facultad, yo me imaginaba haciendo radio. Y llevaba mi imaginación a la práctica, porque me grababa en cintas vírgenes en mi cassette pulsando play y rec al mismo tiempo. Leía noticias que me inventaba, presentaba canciones que no sonaban y saludaba a unos oyentes que no existían. Aún conservo aquellas cintas infantiles. Tanto lo imaginé y tanto jugué a ser periodista de radio que se cumplió. Cuando llegué a la universidad, mantuve mi deseo. Yo quería contar por la radio lo que pasaba en mi entorno. La mayoría de mis compañeras (había más mujeres que hombres en mi promoción) aspiraban a ser corresponsales de guerra como Pérez Reverte. Yo nunca quise ser corresponsal de guerra. Hasta el otro día que vi la entrevista de Maruja Torres y quise serlo. O mejor dicho, quise ser Maruja Torres. En realidad no la envidié por haber ejercido la profesión en países lejanos con conflictos bélicos. La envidié por ser como es. Por ser honesta con su pensamiento y su discurso. Por lanzarlo a los cuatro vientos sin ningún miedo. Por decir lo que piensa sin tapujos ni eufemismos. Por no ser políticamente correcta. Por expresarse con corrección sin buscar palabras dulces que anestesien los oídos de retrógrados que cuestionan la espontaneidad de la vida. En estos tiempos de ofendiditos, de intentar erradicar el bullying o la gordofobia puliendo textos literarios infantiles, de aparentar lo que no se es con botox y ácido hialurónico; se agradece la transparencia que fluye de la boca de Maruja y las arrugas y bolsas de esos ojos que han visto tanto. 
Yo obligaría a las niñas de este país a ver la entrevista de Maruja Torres. A los niños, también. Varias veces. Sobre todo a los que quieren ser influencer o youtuber, o sea, famosos y ricos sin haber entrado en el mundo adulto, sin tiempo para  haber vivido, sin haber leído, sin cultura, sin experiencia, sin haber sufrido, ni llorado, ni reído lo suficiente como para poder ser libres. Tendría que ser obligado verla para los que viven en la dictadura del like. Para los que se pronuncian y se exhiben solamente pensando en aumentar el número de seguidores y el número de corazones, aunque lo que escriban no salga de sus corazones, porque solo buscan ser virales, en vez de críticos, rigurosos o sinceros. 
Y sobre todo, las niñas y niños deberían tomar nota de su sentido del humor. Hay que reírse mucho, aunque a veces la vida nos ataca y no nos queda más remedio que gritar ¡cuerpo a tierra!, como si fuéramos soldados o una corresponsal de guerra.

ARCHIVADO EN: Antena 3, Acoso escolar