Desde que este virus azota nuestras vidas, nuestros comportamientos y nuestros hábitos sociales y laborales hemos creado una figura nueva en nuestro día. Con forma de excusa ha nacido el “…¡es que con la pandemia…!”.
Resulta que hay administraciones públicas que siguen a medio gas (o menos) con esta excusa, expedientes que no se llevan a efecto por lo mismo, empresas que no llevan a cabo sus compromisos con el dichoso soniquete. Y ya vale. Porque en un principio si fue así, pero eso ya pasó. Porque los mismos que se escudan en justificar los atrasos son los que luego te hablan de las virtudes del teletrabajo (teletrabajo que se les supone y con el que no llegan).
Me parece que tenemos que ir acostumbrándonos a aspectos que nos trajo el COVID y a los cuales nos ha obligado la pandemia. Y esos nuevos protocolos deben ser satisfactorios para los clientes de las empresas, de los administrados y de las ciudadanas y ciudadanos en general.
Y lo mismo se puede decir del quehacer político. Me entra la risa cuando leo que determinados partidos consideran erróneo hablar de la Casa Real porque estamos inmersos en el pan problema COVID. Creo que la vida sigue y tocará hablar del tema que toque. Habrá que priorizar acciones como la lucha a favor de la salud, pero eso no obvia otros problemas como la dicotomía que existe en este país de República versus Monarquía.
O la salida que ayer hacían partidos entre los que se encuentra VOX sobre el debate eterno de la Ley del Aborto. También excusan que no es el momento de debatirlo por la maldita pandemia.
Pues no señores y señoras representantes de la soberanía nacional, España quiere que se debata de los temas principales, que los partidos se posiciones ante las grandes cuestiones, que veamos cuáles son sus diferencias. Y en los temas sanitarios, de paliar los efectos del COVID en la enseñanza, centros de trabajo, en las ciudades, ahí que vayan unidos y todos a una. Sin espectáculos.