Editorial

Crecen las víctimas de maltrato que tienen protección policial

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La cifra de víctimas de maltrato que están bajo protección en Burgos ha crecido un 32 por ciento en apenas cinco años, pasando de las 414 que había en 2014 a las 550 actuales. La cifra puede analizarse en un primer momento desde la preocupación por el aumento del mujeres que deben estar incluidas en programas de seguimiento para evitar unas probables agresiones,  pero también tiene un aspecto muy positivo porque son víctimas que se han decidido a dar el paso de la denuncia, bien motu proprio o bien porque los servicios sociales han dado la primera voz de alarma y pueden acceder a un recurso que demuestra la implicación de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado a la hora de erradicar la violencia de género.

Esta lucha, que lleva ya muchos años desarrollándose en las grandes ciudades, resulta especialmente difícil de llevar a cabo en el mundo rural. En primer lugar, porque cuanto más pequeño es un municipio, más reticencias tienen las víctimas a la hora de denunciar las agresiones, sean estas tanto de índoles física como psicológica, por miedo a que su decisión no sea bien entendida y acabe sufriendo el rechazo del resto de los vecinos. Si a eso le añadimos la tolerancia que, por desgracia, se ha venido manteniendo sobre determinados comportamientos de personas a las que todos los habitantes han visto nacer, crecer y desarrollarse, y la falta de efectivos policiales  que sufren estas poblaciones, el resultado no puede ser más descorazonador. De hecho, muchas de las agresiones mortales se dan en pequeñas poblaciones, la última de ellas en la provincia fue en Salas de los Infantes. 

Por eso resulta especialmente gratificante la labor que desarrolla la Guardia Civil, bajo la supervisión del Equipo de Mujer y Menos (EMUME), tanto por el trabajo en sí y su especialización como por la comprensión que tienen de la magnitud del problema. Que para la Policía Judicial de la Benemérita la violencia de género sea la problemática más importante a la que se enfrentan, dejando al margen las infracciones de droga o de atentado al patrimonio, si tienen constancia de un caso de maltrato, demuestra bien a las claras lo que ha evolucionado tanto este Cuerpo como la sociedad en su conjunto a la hora de enfrentarse a este problema.

Todos los avances que se han producido en materia de violencia de género están permitiendo que España se ponga como ejemplo en otros países de Europa que no han logrado esa concienciación que afortunadamente cada vez existe más aquí. Sin embargo no se puede caer en la contemplación porque queda mucho trabajo por hacer y cada agresión nos demuestra que todos los esfuerzos son pocos para acabar con esta lacra.