José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


El que no llora, no mama

22/10/2022

Definitivamente somos lo que parecemos. Ya hace tiempo que, cuando me miro al espejo, contemplo al otro lado del vidrio a un ingenuo pertinaz. Estaba convencido de que esta vez sí,  con el auspicio de Europa que amparaba, por fin, la posibilidad de establecer normas fiscales diferenciadas para los territorios despoblados, nos caería la breva de que algunas empresas se acercaran nuestro solar provincial para instalarse a la sombra de la ventajilla que eso supondría. Pero no. El Gobierno no ha querido ser generoso en esa materia aunque al final ha movido ficha más arrastras que de buena gana. Rebajas en las cargas fiscales por contrataciones, más interesantes en los municipios de menos de mil habitantes, sirven para poco, pero al menos maquillan la desidia del gobierno de Sánchez para con la provincia que nos alberga. Cabía esperar, y así ha sido, que los empresarios se quejaran de que son poca cosa tras las expectativas creadas. Pero, la verdad sea dicha, aunque hubieran sido el doble y a afectaran a todos los núcleos de población se habrían quejado de igual modo. Siempre pasa.
La hostelería no parece dispuesta a aceptar tampoco de buen grado el fin de la ocupación gratuita de los espacios públicos con sus terrazas. La medida se adoptó por el ayuntamiento para atenuar los funestos efectos de la pandemia, pero con la advertencia de que esto no era para siempre. Muchos, muchísimos bares han ampliado su capacidad, duplicándola algunos en construcciones de madera y metal que tienen poco aspecto de provisionales y que seguramente en condiciones normales difícilmente se hubiera aprobado su instalación. El Partido Popular en el ayuntamiento ha terciado en favor del sector alegando que ahora sufren un incremento importante a consecuencia la subida energética. Cierto es, pero como los demás empresarios, autónomos y particulares que bien podría denunciar agravio comparativo si con ese criterio sólo un sector resultase beneficiado.
Somos así, para qué nos vamos a engañar, y la conclusión a la vista de estos dos casos y algunos similares que no hay espacio para enumerar detalladamente, se resumiría en el viejo refrán popular que alude a que 'quien no llora no mama'. Lo malo es que España es, de un tiempo a esta parte, un coro de mamones plañideros que van desde los sindicatos a organizaciones agrarias, sectores sociales de todos los pelos, empresarios, autónomos, pensionistas, medio pensionistas…Sería más fácil citar a algún colectivo que no llore, siempre y cuando lo encontrara. Y en este escenario melodramático lo que parece indudable es que los que más cerca están de las opulentas ubres se quedan con la leche… y con la nata.