Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


China

16/05/2019

Hay que reconocerle a los americanos la capacidad para adelantarse a las cosas, y eso incluye, adelantarse a los debates. El último, muy interesante, el debate arancelario con China. Ahí se ha iniciado un pulso entre dos gigantes, de final incierto, de proporciones titánicas y de máxima actualidad. Reconozcámoslo, la pregunta está en el aire: ¿tienen ventaja los chinos?. Estas cosas de la globalización.
Muchos comerciantes atestiguan que como con sus precios es difícil competir, les resulta más sencillo comprar allí y vender aquí. Pero mucha gente compra en las webs asiáticas  de comercio electrónico a precios en ocasiones irrisorios. Ayer se conocieron los resultados de Alibaba: ganó 31 millones de euros netos… ¡al dia!.
Nuestras ciudades se han llenado desde hace años de negocios regentados nacionales chinos que vienen a Europa a trabajar, a buscarse la vida y a prestar un servicio. Y lo cierto es que lo hacen, con esfuerzo y con razonable inclusión. Pero la fortaleza del gigante asiático es tan grande y su capacidad de extensión tan potente que no es infrecuente que se generen desequilibrios. Uno de los retos del mercado laboral de Occidente es competir con Oriente.
Así que la guerra comercial Oriente/Occidente parece que ha llegado para quedarse y viene al pelo de lo que nos está pasando en esta España vaciada, donde producimos coches que comprarán los chinos con su capacidad adquisitiva y nuestros costes. De manera que cuando, a la inversa, compramos aquí lo que se produce allí es probable que necesitemos algún que otro factor corrector.
Hay dos países en el mundo con los que estamos experimentando fuertes incrementos porcentuales en materia de importación en Castilla y León. Uno es Rumanía. El otro es China. Cuando vean el cisco que se ha montado entre Donald Trump y Xi Jinping no vayan a pensar que es un cuento chino. Es una batalla incruenta pero totémica que nos afecta a todos.