Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


Bentónico

03/06/2022

Con lo que a mí me gusta el realismo mágico, nunca pensé que lo encontraría fuera de las páginas de las novelas. Nunca creí que tendría la oportunidad de vivir en carne y hueso algo que parece abocado exclusivamente a la ficción. Al puro estilo de García Márquez, un ejemplar gigante de cangrejo ha venido a convertir estos días de verano anticipado soriano en animadas jornadas de realismo mágico. Observándolo se me ocurren varias posibilidades que podrían servir para iniciar diferentes relatos. Es un crustáceo inspirador, sin lugar a dudas. Aunque éste está inmóvil sobre las aguas, el cangrejo tiene carácter bentónico, es decir, vive vagando sobre el fondo. Esa cualidad también agita mi imaginación y se me ocurren metáforas de posibles personajes bentónicos. Y carroñeros. 
La escultura, que paradójicamente es una obra hiperrealista, se ha convertido en una fuente inagotable de escenas salpicadas de realismo mágico. El río se ha llenado de fotógrafos espontáneos. Las instantáneas al crustáceo son un no parar: desde el puente, desde la ribera izquierda, desde las escaleritas de la ribera derecha, selfie solitario, con la familia agrupada o un «ahora los niños solos». Los comentarios también son un no parar y servirían para hacer un estudio sociológico. La reacción de adultos y niños es sorprendentemente variada. Está claro que cada uno somos un mundo. El fin de semana estuve observando y vi y escuché de todo. Desde los padres que asustan a la criatura con un «¡ay, que te coge!» con el riesgo de que dentro de cuarenta años ese niño ya adulto descubra en la consulta del psicólogo que tiene fobia a los crustáceos por esa escena, hasta los chiquillos que cogen un palo y se lo tiran para ver si es hábil y lo atrapa con sus pinzas de tres metros de largo. Tan hiperrealista es el animalico que en algún momento, influida por mi afición al realismo mágico, hasta yo pensé que iba a sumergirse para buscar carroña con la que poder mantener ese cuerpazo de 900 kilos. 
Experiencias como la del cangrejo gigante demuestran que no son necesarias grandes inversiones para atraer el interés, la curiosidad o la diversión de turistas y público. El ser humano es un enigma. Nunca sabremos cuál es el secreto del éxito de un proyecto. Nunca sabremos qué nos puede agitar el alma ni porqué. Si lo supiéramos, todos tendríamos la clave para triunfar en cualquier parcela de la vida. Hay que felicitar al autor, César Antón, que la creó durante el III Simposio de Escultura del Ayuntamiento de Soria, el pasado mes de septiembre. No sé si él auguró en algún momento la expectación que su cangrejillo iba a generar instalado en las aguas aún heladas del Duero, las mismas que inspiraron a Machado. Igual que cantó a las moscas, seguro que el sevillano no hubiera podido escapar del embrujo de esta hiperrealista escultura de fibra de vidrio y la hubiera inmortalizado en verso.

ARCHIVADO EN: Inversiones, Soria, Novela