Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Calma tras rechinar

25/06/2021

Alfonso Fernández Mañueco no estará contento de la deriva que tomó el Partido Popular en León. El presidente regional había pedido unidad en la renovación de los órganos provinciales del partido en la Comunidad, exigencia que unió al concepto de fortaleza para recuperar el poder perdido. «El ruido y el rechinar no gusta», había advertido. En otras provincias de Castilla y León no han faltado las disputas, como es natural cuando los intereses son cruzados y el alpiste escasea para tantos pájaros. Pero ha sido en esta última provincia donde el proceso ha tenido mucho de vodevil y donde los candidatos a presidir el partido no han estado a la altura de las circunstancias.
Competían esta semana en primarias Javier Santiago Vélez, senador y alcalde de Almanza, una localidad de menos de 600 habitantes, y Manuel García, alcalde de Villaquilambre, 18.000 habitantes, actualmente el municipio más grande de la provincia con regidor popular, realmente un barrio residencial de la capital leonesa carente de personalidad. El PP perdió en las pasadas elecciones la capital leonesa, la Diputación, Ponferrada, Astorga… Una debacle sin precedentes. De esta forma García se autoelevó a la categoría de líder y guía espiritual de la derecha leonesa. Partió con apoyos cualificados en la carrera por la presidencia del partido, pero poco a poco sus opciones quedaron en nada. Quienes le apoyaron al comienzo, incluso con cartas enviadas a Génova, le abandonaron poco después. Al igual que Santiago, García afirmaba que era el candidato de Casado y de Mañueco a la vez, pero no debía de ser verdad. Alguien llamaba desde Madrid para aclararlo. Se aferró entonces a supuestos trasiegos de afiliados, pero una jueza no le dio la razón e incluso le condenó a pagar las costas del proceso judicial. Un error de cálculo gravísimo. Los liderazgos no se construyen desde los juzgados. Optó entonces por pedir a sus seguidores que no acudieran a votar y lo único que ha conseguido es que su contrincante saliera elegido presidente con un resultado sin precedentes, 1.106 frente a 24 votos. En realidad tanta torpeza ha terminado por satisfacer a quien pedía unidad. O al menos, unanimidad.