Silvia Garrote

JALÓN POR LA VEGA

Silvia Garrote

Periodista


De capitales y reinos

15/09/2019

Me hace mucha gracia esto de rasgarnos las vestiduras por las declaraciones, ocurrencias o salidas de tono de algunos políticos cuando en realidad el debate de fondo se pierde. Nos encanta eso de quedarnos en la anécdota y no ir más allá. En verdad hay mucho de postureo mediático. Tachamos a los políticos de estar evadidos de la realidad, de tener discursos huecos, de no decir otra cosa que lo que tienen que decir por guion; pero si alguien se sale del carril de lo políticamente correcto, también recibe palos. Viene todo esto a cuento de la capitalidad de Valladolid, pedida ahora por el Partido Popular en la oposición del Ayuntamiento vallisoletano, y especialmente por los que otrora formaran parte del Gobierno de la Junta, De Santiago Juárez y Pilar del Olmo. Es curioso que este mismo debate no lo plantearan precisamente cuando ejercían labores ejecutivas y lo hagan ahora desde la oposición. Pero la cuestión es que todo el mundo se ha puesto de uñas con el asunto, y no porque no se pueda debatir un tema así, sino porque el trasfondo es la desigualdad territorial. El actual regidor de la ciudad pucelana, el socialista Óscar Puente, prefiere callar ahora ante las críticas que ha suscitado la petición de la capitalidad para Valladolid, pero también en su día pidió a la Junta que apostara más por su ciudad, precisamente por su ubicación y por ser uno de los mayores polos industriales. Implícitamente estaba pidiendo más recursos para ‘la capital’ porque es donde van a tener un mayor rendimiento. Y allá se apañen los demás.
El tema de fondo, insisto, no es debatir si se debería reconocer oficialmente que Castilla y León tiene una capital y si Valladolid ya está ejerciendo como tal, porque realmente lo hace, al menos desde el punto de vista administrativo. La cuestión principal es el desequilibrio territorial, acrecentado por un centralismo que todo lo acapara y deja a las periferias con las migajas. 
Vuelve la burra al trigo de la ordenación territorial. Tendría sentido, de hecho, lo tiene, que las cabeceras de comarca concentren servicios, es la forma lógica de administrar unos recursos que están lejos de ser ilimitados. Lo que ya no lo tiene es que esos servicios no se compartan o no se encuentre la manera de que el resto de localidades también disfrute de ellos. Si no fuera porque cada pueblo tira hacia lo suyo y no se mira por el conjunto, hasta la fusión de municipios que plantea, o planteaba, Ciudadanos en la Comunidad podría ser objeto de debate. Pero la realidad es que cada cual hace de su capa un sayo, y si Valladolid pide la capitalidad no es por el bien común, sino que pide concentrar servicios y recursos y defender su propio reino.
No es la primera vez que abogo, por poner un ejemplo, por un modelo sanitario racional en la Castilla y León que reparta especialidades en hospitales de las distintas provincias. No es lógico ni posible que todos los hospitales estén igualmente dotados; pero la administración tiene obligación de facilitar un sistema que permita a los usuarios estar atendidos en igualdad de condiciones. Si tengo que desplazarme a Valladolid a que me traten de una afección cardiaca, facilítame el transporte, la estancia y la asistencia, porque entonces el sistema recobra cierto equilibrio. Y así tendría que ser con el resto de áreas. Pero parece que ahora no toca ese debate. Pues cuando ustedes quieran, señorías.