Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


@Misionespedagógicas

22/07/2022

En estos días de incendios terribles y olas de calor eternizadas, las fotos y vídeos corren por las redes sociales tan rápidas como las llamas que arrasan los bosques y montes. Fotografías que nos permiten hacernos a la idea de lo que se vive en Zamora, en Ávila, en Zaragoza, en Extremadura. La vida digital nos acerca a la que otros viven presencialmente. Al sufrimiento de las familias que lloran la pérdida. Al miedo al fuego que les obliga a abandonar sus casas.

También hemos visto fotografías de los líderes y responsables políticos que se acercan a las zonas arrasadas para presentar sus condolencias a los vecinos. Las fotografías del duelo. Sirven para hacer un doctorado sobre cómo las redes las utilizan estratégicamente. Cómo ensalzan o desgastan al protagonista de las mismas. Solo hay que comparar las reacciones sobre la visita de Mañueco, hace unas semanas, a la Sierra de la Culebra con su chaleco de explorador, con la de Pedro Sánchez, erigiéndose cual Adonis, en un incendio de Extremadura en la que aparentemente posaba. El chaleco originó todo tipo de mofas. El enfoque de la foto del Presidente del Gobierno provocó esa confusión interesada frivolizando sobre su físico y sus intenciones. Parece que para ser político hay que ser feo, gordo y viejo.

La era digital no solo ha generado una vida virtual paralela en la que con frecuencia se distorsiona la opinión o la reflexión de la sociedad con cuentas falsas en las redes sociales. La era digital tiene inconvenientes, pero también muchas ventajas. Por ejemplo, nos permite acceder a todo tipo de conocimientos a los que hasta hace nada solo podían aspirar los ricos que tenían el privilegio de ir a laUniversidad. Ahora si quieres saber algo sobre las costumbres de las jirafas, lo tienes en internet. Si quieres saber cómo y cuándo fue la primera entrevista de Cristóbal Colón con los Reyes Católicos, ahí lo tienes, con tan solo usar un buscador. La cultura al alcance de todos. Sin embargo, nunca ha habido tanta incultura y desinformación como en este siglo virtual de redes y algoritmos que te manejan como quieren sin que te enteres. Somos prisioneros de la incultura que babean nuestros móviles, tablets, ordenadores. 

En 1931, el analfabetismo en España alcanzaba a un 40% de la población. Por eso, nacieron ese año las Misiones Pedagógicas para acercar la cultura a los pueblos pequeños con bibliotecas, lecturas, conferencias, exposiciones con reproducciones de pinturas célebres, proyecciones cinematográficas y representaciones teatrales. Un proyecto que fue desmantelado al terminar la guerra civil. Aunque ahora las tasas de alfabetización son casi del 100%, ante la incultura generalizada de los que no saben quién es Adolfo Suárez o dónde está Huesca, merecería la pena que el Ministerio de Educación creara las @MisionesPedagógicas.