José Luis Bravo

SOPA DE GUINDILLAS

José Luis Bravo

Periodista


Ese momento

10/01/2020

Ese momento, ese instante que sigue al depósito de la papeleta electoral en la urna correspondiente, cuando ya has hecho  lo que se supone que debías y no tiene vuelta atrás, tiene para mí algo, o mucho, de frustrante.
Durante la campaña electoral escucho arengas cargadas de promesas, proclamas de líderes que , tras consultar con su gabinete de expertos consideran la opción más eficaz para captar la atención, y sobre todo el voto, de sus destinatarios. Tenemos días para pensar, para contrastar y para decidir qué logotipo caerá dentro de nuestros sobres, quienes serán nuestros representantes. Y culminamos el proceso en el colegio electoral, el día señalado. Los interventores de los partidos nos observan. Sin duda les gustaría influir en el momento final en mi decisión y en la de todos ustedes. Pero sólo pueden  mirar. Es un momento en el que el elector se inviste de una cierta autoridad. Mira de soslayo y, un instante después, los votos se cuelan en la ranura. Ahí se acabó la ensoñación.
A partir de ese momento esperamos los resultados y el posterior  gobierno para ver como nuestras ingenuas expectativas se diluyen. Si no ha ganado nuestra opción por motivos obvios y, si lo ha hecho, porque las promesas se van evaporando ante la imposibilidad real de atenderlas  y sobre todo, en el último caso que estamos viviendo, por las servidumbres de los pactos, con quienes los han hecho posibles. Seguimos, entonces creyendo en la democracia pero no tanto en el sistema. En un amén, nuestras ilusiones se van al carajo y muchos aseguramos que es la última vez que vamos a un colegio electoral, salvo que aparezca una alternativa diferente. Pongamos que Soria ¡Ya! se lía la manta a la cabeza y se presenta, y encima saca un diputado. Pacta para apoyar al partido que sea y luego a cruzar los dedos y esperar.
Teruel Existe ha logrado un hito importante. Ahí está su diputado, imprescindible hasta que, como usted o yo, aunque con más relevancia sin duda, emitió su voto. Ahora Sánchez gobernará pero no parece probable que precise con tanta urgencia a los amigos aragoneses. Veremos. Si tal ocurre, el papel de este diputado independiente pasará a la irrelevancia aunque , de vez en cuando, pueda lanzar duras peroratas al Gobierno en la Cámara Baja y abrase con preguntas escritas y orales al Gobierno de España.
Como usted y como yo, hubo un momento de gloria, un instante efímero en el que un sufragio nos hacía poderosos. Ahora sólo queda el derecho al pataleo. No me extraña que en Soria ¡Ya! aniden serios recelos a presentarse a las elecciones. Nadar y nadar para morir en la orilla.