Alfredo Vallejo

Alfredo Vallejo


A vueltas con la felicidad

12/11/2022

La felicidad es el eje axial de toda vida lograda; y es curioso, es una realidad y un deseo más teórico que otra cosa. ¿Se han dado cuenta cuánto nos empecinamos para ser desdichados? No solo algunos, todos de alguna manera. Echen un vistazo a su   panorama personal… y universal.
Es una de las cosas que más me han llamado la atención al ir cumpliendo años. Hoy desde la vejez me cuesta entender esta curiosidad negativa de los hombres. A ser feliz se aprende; a querer ser feliz también se aprende. Y en el fondo es muy sencillo; ya lo decía el gallego: «Vivir y dejar vivir».
El gran maestro de la felicidad entre los clásicos fue Quinto Horacio Flaco, el poeta máximo de las letras latinas y uno de los más grandes de la humanidad.
Horacio aprendió en su vida, un poco a su pesar, el camino de la felicidad; eligió al principio la llamada de la ambición y el dinero, la del placer sin más y se dio pronto cuenta de que esa senda no llevaba a la felicidad en absoluto. Recuero, tenía esa mañana que explicar a los alumnos de COU la figura de Horacio. Antes del ir al Instituto, vivía por entonces en Borja, pasé por la fragua del pueblo.
¡Cómo me ayudó el herrero a explicar a Horacio! Tuve la fortuna de aprender de aquel herrero el enigma horaciano de la felicidad, pero desde una perspectiva nueva y simple, lejos de lo académico y libresco.Hablando con el herrero de Borja, me presenté, lo saludé.   Aquel hombre era realmente especial, muy especial.
Le dije, al darme cuenta que era un hombre que se movía en un ambiente de sensibilidad y sabiduría poco frecuentes, que tenía que explicar esa mañana a Horacio.
Recuerdo, me dijo: «En cierto modo es muy sencillo; procura tener viejos amigos para conversar; vino viejo para beber y leña vieja para quemar. No ambiciones más y lo tendrás todo».