Fernando Aller

DESDE EL ALA OESTE

Fernando Aller

Periodista


Suspenso en Salamanca

30/07/2021

Suele decirse que la valía se demuestra en los momentos críticos, en las circunstancias adversas de cambio, de transformación y de crisis. La Conferencia de Presidentes que se celebra en Salamanca debería simbolizar un punto y aparte, la tregua en la brega, la foto conveniente, necesaria, que ha de mostrar que este es un país con proyectos comunes bajo la dirección de personas sensatas. Lamentablemente no parece que sea así. La sensatez exigida ha claudicado ante egoísmo exacerbado. Quienes tienen las responsabilidades de gobierno no han dudado en enfrentar a los ciudadanos en beneficio propio. Allí donde se disputa un voto se ha colocado el agravio y el improperio. Las propuestas no se responden con alternativas sino con descalificaciones e insultos. La pandemia, la muerte y el miedo de la sociedad han puesto en evidencia lo mejor de las personas en el curso político que termina, pero también lo peor de quienes se han mostrado ayunos de generosidad, incapaces de controlar una desmedida ambición de poder. Quienes exigen responsabilidad a los ciudadanos son con frecuencia los mismos que soliviantan los ánimos y provocan el enfrentamiento.

Los presidentes autonómicos ya han adelantado que van a Salamanca a hablar de su libro, argumento que suscita gran contento entre los parroquianos que le son afines o dóciles. Ninguno ha dicho que vaya a escuchar las propuestas de los demás. Incluso algún soberbio, salvo cambio no previsto, ha anunciado que no acudirá, otros se han mostrado reticentes, porque su gen de superioridad se lo impide. Le son ajenas palabras como concordia, negociación, acuerdo y reparto. Y grave es, aún más, que frente a estas posiciones egocéntricas, el resto de los presidentes no sean capaces de conformar posiciones comunes de rechazo y superación. Grave sería que Sánchez consumara el agravio de otorgar carta de bilateralidad al presidente de Cataluña y de claudicar ante exigencias de desigualdad. Pero igualmente grave es que los partidos de la oposición busquen rédito del desencuentro, en lugar de propiciar un frente generoso contra quienes ejercen el chantaje al resto de España.