Jesús Bachiller

Jesús Bachiller


Unas elecciones demasiado fáciles

08/01/2022

Todo parece controlado de antemano: Castigo al 'sanchismo', debacle de Ciudadanos, se coge desprevenidas a las plataformas de la España vaciada, como mucho un repunte de VOX, éxito electoral asegurado, el líder nacional reforzado y los casos de corrupción pendientes de juicio, sin pasar factura... Demasiado bonito para ser real. ¡A ver si a la hora de la verdad el codiciado oportunismo político esconde alguna sorpresa!
La decisión de adelantar las elecciones suele ser castigada por los votantes. Quizá la Comunidad de Madrid, por distintas razones, constituyó una excepción. Un adelanto tan exagerado, aprovechando la supuesta ventaja que dan las encuestas y con el agravante de producirse en plena expansión de la pandemia, puede salirle mal al partido convocante. Si además la estrategia es convertir estas elecciones regionales en un duelo contra el presidente del Gobierno, tratando de conseguir un éxito político, en una región teóricamente fácil, que acalle los problemas de liderazgo y disputas internas que sufre el partido en cuestión, la convocatoria se convierte entonces en un instrumento que nada tiene que ver con el significado democrático que debe imperar en toda cita electoral. Supone, muy al contrario, un menosprecio hacia una Comunidad especialmente sensibilizada con los problemas derivados de la despoblación y que necesita, más que ninguna, un mayor nivel de debate sobre las propuestas y las políticas que plantean los distintos partidos concurrentes. Aquí no vale ese eslogan fácil de 'comunismo o libertad', que tanto éxito obtuvo en Madrid, ni los actores son los mismos. Más bien la despoblación, la falta de oportunidades y la degradación de los servicios públicos y privados, que se extiende ya por amplias zonas del territorio, centran la preocupación de los electores. Muchos no entendimos la decisión de Ciudadanos de dar oxígeno a un partido en franco retroceso, y un competidor directo por el espacio político, cuando llevaba más de 30 años gobernando esta Comunidad. Si en Andalucía propició un cambio de gobierno, ampliamente demandado, ¿qué decir de Castilla y León? Demasiadas consecuencias por decisiones políticas erróneas, como ha reconocido su propia líder. 
Ahora todo parece sonreír al partido convocante. Sin embargo, hay varios factores que pueden condicionar el resultado. Por un lado, la no coincidencia con las municipales puede notarse en la participación y en el sentido del voto. Por otro, el descontento de amplias capas de la sociedad, unido a la demanda de cambio, después de tantos años de gobierno sin que la Comunidad mejore, puede movilizar a cierto sector del electorado. Parece que el ascenso de VOX, avalado por todas las encuestas, puede modelar los resultados. Pero su alcance es una incógnita. Las elecciones suponen un test para las agrupaciones de la España vaciada, que tienen en Castilla y León el mayor exponente del abandono institucional. Hay mucho malestar en algunas provincias, pero falta conocer cuál será su alcance y si podrá amenazar el equilibrio político tradicional de esta Comunidad. La irrupción de estas agrupaciones constituye una singularidad y una anomalía democrática que debería provocar una toma de conciencia sobre el actual sistema. Pero esto merece una reflexión aparte.
La convocatoria inaugura también, después de dos años de pandemia y de un clima político crispado, un nuevo y prematuro ciclo electoral en el que el ambiente, a juzgar por las declaraciones del líder de la oposición, la competencia que se ha generado entre los partidos de la derecha y la ultraderecha, y la propia contienda electoral, va a ser todavía más irrespirable. Un escenario que nos aboca de nuevo a una prolongación de la actual situación política, que no se merece un estado avanzado y democrático como el nuestro.