Rafael Monje

DE SIETE EN SIETE

Rafael Monje

Periodista


Tropezar con la misma piedra

30/06/2021

Aunque, como es sabido, el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, a veces pienso que en España somos proclives a hacerlo cuatro o cinco. Convendrán conmigo en que el brote masivo originado en Mallorca con motivo de los viajes de fin de curso no es sólo un despropósito, sino la muestra inequívoca de que en este país los derechos se anteponen siempre a las obligaciones, cuando son estas últimas la primera premisa a cumplir en tiempos de pandemia.

No seré yo quien vaya a generalizar y, mucho menos, a estigmatizar a nuestros jóvenes, que en su gran mayoría son un verdadero ejemplo de esfuerzo y talento. Pero las imágenes de esos más de 240 estudiantes confinados en un hotel por orden del Gobierno balear, protestando airadamente por la cuarentena, es un ejemplo de lo poco que hemos aprendido durante este difícil año y medio. Y peor aún me parece la queja televisada de varios padres, poniendo el grito en el cielo por lo que consideran una detención ilegal, cuando lo que revelan así es la poca vergüenza y el mínimo respeto a las miles de víctimas del coronavirus.

Llamemos a las cosas por su nombre, porque los hechos demuestran precisamente la irresponsabilidad colectiva que puede dar al traste con la positiva evolución y el control de la Covid-19.

Como una auténtica mancha de aceite, el foco se ha expandido a varias comunidades autónomas, entre ellas Castilla y León, y los peores presagios vuelven a reproducirse justo al comienzo del verano, en el que sectores tan castigados como el turismo y la hostelería se la juegan ya a una sola carta.

También es notoria la escasa solidaridad interinstitucional que se percibe con el Ejecutivo de Baleares, obligado a la lógica reclusión de los jóvenes en un solo hotel de la isla. Y en asuntos como el que nos ocupa, no estaría de más un mensaje claro y contundente de los principales responsables de la sanidad nacional y autonómica.

Pero, como decía, en este país, la atávica costumbre de tropezar con la misma piedra va camino de convertirse en deporte nacional.