Jesús Quijano

UN MINUTO MIO

Jesús Quijano

Catedrático de Derecho Mercantil de la Universidad de Valladolid


Tercera ola

01/02/2021

Resulta que aquella primera oleada de contagio que nos tuvo en confinamiento primaveral, en franjas horarias de paseo, en teletrabajo, y en precario, dio paso a un verano en el que parecía que la cosa iba superándose. Avanzábamos hacia aquella famosa nueva normalidad, y como en general somos gente de corto plazo, nos hicimos a la idea de que aquel par de meses había que aprovecharlos, porque era lo más inmediato; ya veríamos luego si la cosa volvía a ponerse complicada. No lo teníamos claro, acaso el virus estaba vencido, o en trance de ello, y no queríamos ver más allá. Al fin y al cabo, los que más debían saber del asunto, científicos, investigadores, etc., tampoco afirmaban con claridad de lo que podía pasar en adelante, porque tampoco ellos parecían tenerlo claro. Yo no escuché a nadie afirmar con nitidez ni que era posible que la pandemia estuviera en vías de quedar controlada, ni que era probable que volviera con tanta crudeza como la que conocimos en la primera etapa.
Entrando el otoño, a medida que se iba elevando la segunda ola, supimos que en verano lo habíamos hecho mal, que hubiera sido conveniente estar más tiempo con restricciones. Así que volvieron las restricciones, más o menos intensas, más o menos prolongadas, y según se iban acercando las navidades, pensamos otra vez que no era para tanto, que la segunda ola estaba relativamente controlada, y que tocaba otro respiro, incluso mayor del que proponían u ordenaban por entonces las autoridades competentes, que, ya se sabe, suelen exagerar, sólo que unas veces en clave optimista y otras veces en lo contrario. Pasamos las navidades razonablemente tranquilas, y ahora, un mes después, viendo que no hay curva con pico para desescalar, sino una recta ascendente que tampoco se sabe hasta dónde subirá, nos enteramos otra vez de que en navidades hemos vuelto a hacerlo mal. Tan mal o peor de como lo hicimos en verano. Pero ahora ya había vacuna; aunque de repente también sabemos que ni tanta ni tan pronto como en algún momento estuvo previsto.
Ya imaginarán a dónde quiero llegar. A que no podemos resignarnos a esperar impávidos otra desescalada, y luego otra ola, y luego el verano, y luego las navidades. A que necesitamos estrategia, medidas, claridad y sinceridad, y no a corto plazo. No sólo de los científicos y los dirigentes. También de nosotros mismos.