Jesús de Lózar

Jesús de Lózar


Argentinos

21/05/2022

«Agua, sol y guerra en Sebastopol» era un viejo dicho de los agricultores cerealistas castellanos y de los fabricantes de harinas en la mitad del siglo XIX, pendientes tanto de la cosecha como de la competencia del trigo foráneo. El agua y el sol multiplicaban las cosechas y la guerra en Crimea impedía la salida del trigo cultivado en las estepas ucranianas cuando se bloqueaba el puerto de Sebastopol. Acabarse la guerra y generarse una crisis económica fue todo uno. La inmigración soriana se dio fundamentalmente entre 1865 y 1920. Los recién llegados se instalaron principalmente en Buenos Aires. En 1920 había entre 30 y 40 tiendas de sorianos en la ciudad. En Soria desarrollaban una actividad agrícola-ganadera, pero en Argentina la mayoría eran tenderos, comerciantes de tejidos y mercerías. 
José Ortega Munilla, el padre de Ortega y Gasset, en 1921 publicaba 'Los tres sorianitos' narrando sus aventuras de niños y de héroes desde «cierta aldehuela de tierra soriana que se denomina Pareduelas-Albas». En 1917 ya había contado en 'De Madrid al Chaco' la historia de tres niños al embarcarse en Cádiz: «- ¿De dónde sois?, interrogué. – Los tres somos de la provincia de Soria. Yo soy de Covaleda, este es de Vinuesa, y este otro es de Valdeavellano de Tera. Vamos a Buenos Aires donde hay gentes de nuestra tierra que nos ayudarán a buscar trabajo». 
La Sociedad Filantrópica de El Royo y Derroñadas ya se había constituido en 1899 con 51 socios en Buenos Aires bajo el lema 'Unión y Caridad'. En 1924 contaba ya con 142 socios y un capital de 150 mil pesetas. En 1910 se fundó el Centro Numancia, que acaba de celebrar su 111 aniversario con el audiolibro 'Destino Soria: Un viaje compartido' gracias a la iniciativa de su presidenta María del Pilar Berzosa Esteban,  que se presentará en Soria este verano.
Está claro que la gente de Soria emigró porque aquí no había posibilidades de salir adelante y otros países eran la tierra prometida, en particular América y Argentina. Quién no ha tenido un tío en América decimos por aquí. Tres millones doscientos cincuenta mil españoles emigraron a la Argentina desde 1860 a 2000, mientras que a la viceversa de 2011 a 2020 solo ha sido de 21 mil personas y en continua disminución. Hoy Argentina no es la tierra prometida que era a principios incluso a mediados del siglo pasado. Ciento veinte personas han venido de Argentina a Soria de 2008 a 2020, nueve de promedio anual. En 2019 y 2020 se ha producido un vuelco, llegando una veintena de personas, indicativo de la situación actual de aquel país. Pueden ser cifras ridículas pero para un municipio de la provincia como Soria pueden ser significativas.
A finales del XIX y primeros del XX gente de Soria emigró por la situación de crisis de aquí y las oportunidades de allí. Las tornas han cambiado. Como dicen ellos, la salida de Argentina es Ezeiza. Hoy familias argentinas se instalan en nuestra tierra. El hotel restaurante La Casona de Santa Coloma en Matute de la Sierra de Almarza es un ejemplo. Soria sufre desde hace años un problema muy grave de despoblación pero con muchísimas posibilidades. 
Tenemos una cultura y una lengua comunes, incluso muchos tienen aquí sus orígenes. Tender puentes, apoyar, incentivar, unir voluntades para los argentinos que quieran venir a construir su proyecto de vida en Soria es nuestra obligación. Si de verdad somos una tierra de oportunidades.