Diego Izco

TIEMPO MUERTO

Diego Izco

Periodista especializado en información deportiva


Un año

30/03/2020

A las dos serán las tres y 2020 será 2021. Adelantamos la hora y el año: los Juegos, la Eurocopa… Todo se retrasa. Algunas cosas de mayo a septiembre, otras de primavera a verano (a ver cómo estamos en verano, muy optimistas veo a algunos: ¿El fútbol de la 19/20? ¿El Tour? ¿En serio?) y la más importantes de esta temporada ya se han esfumado al año próximo.

Becas y planificación: algunos deportistas empezaron a soñar con el verano de 2020 enl 22 de agosto de 2016, el día después de que terminasen los Juegos de Río. Otros, que tal vez eran demasiado jóvenes, que tal vez se lesionaron en el peor momento, que tal vez se quedaron a un suspiro de la mínima… otros, en definitiva, desde antes. Es decir: detrás de unos Juegos no sólo hay una ciudad (Tokio lleva preparándolos desde el 7 de septiembre de 2013), decenas de sedes, edificios y enormes infraestructuras que pueden esperar un año entero; detrás hay personas que planificaron la gran cita al milímetro, al miligramo, a la milésima. Hoy por hoy, en el deporte de elites que puede permitírselo, un preparador realiza las suficientes mediciones a un deportista como para saber cómo se encuentra en cada instante… y para ponerlo a punto a las siete de la tarde del 11 de agosto de 2020, exagerando un poquito, sólo un poquito, el ejemplo. Es decir: toda esa planificación, exhaustiva, precisa y científica en muchos casos, se ha ido al garete y muchos de los olímpicos de 2020 tendrán que 'resetearse' para 2021, olvidar lo aprendido, relajar musculatura, volver a coger peso o a perderlo, según toque. Incluso habrá quienes, en el umbral de la retirada, se piensen si les compensa estirar un año más la agonía. Pero también quienes no iban a llegar (aquellas lesiones, aquellas mínimas…) y gracias al virus tendrán una segunda oportunidad. A algo bueno habrá que agarrarse.