Loli Escribano

SIN RED

Loli Escribano

Periodista


No me grites que estoy soñando

07/05/2021

Mientras nos perdemos en planes, planecillos, fondos y fondillos de Europa, del Gobierno y las migajas de la Junta de Castilla y León; la provincia de Soria se aferra a los proyectos reales que pueden servirle como una gotita de agua a una planta moribunda. Me refiero al cine y la televisión que en los últimos tiempos han dado más vida y recursos a Soria que cualquiera de las intentonas de boquilla que han puesto en marcha las administraciones para dejar de ser la zona cero de la España vaciada. Ha vuelto el equipo de la serie de televisión, El Pueblo. Ya ha empezado el rodaje de la tercera temporada en Valdelavilla. Esta vez hasta tendrán cobertura, porque Caja Rural, la propietaria del despoblado, ha resuelto el problema con un enlace, o algo así, no entiendo ni papa de telecomunicaciones. Me pregunto si no sería posible probar con esta opción para que el medio rural solucione este problema que hasta que uno no pisa tierra soriana, es incapaz de imaginarlo siquiera.
Convertir a Soria en un plató natural para producciones de todo tipo, me parece una posibilidad plausible que permitirá sacar a esta provincia de la decadencia más absoluta. La otra alternativa es la industria que genera puestos de trabajo y fija población. Hace tiempo que dejé de confiar en esa apuesta. El drama social y económico de esta provincia es directamente proporcional al desinterés de las administraciones para repoblarla. Producciones como El Pueblo son una plataforma fantástica para la promoción turística. Con más de dos millones de espectadores por capítulo en su emisión en abierto en televisión, se ha demostrado la repercusión que ha tenido por los turistas que han pasado por las calles impolutas de Valdelavilla. Muchos son los seguidores de esta serie de Contubernio, la misma productora de La que se avecina, que quieren hacerse una foto en la fachada de la casa del alcalde y su madre, Doña Emilia. «¡No me grites que estoy soñando!», le grita esta señora a su  hijo en uno de sus capítulos. Nos hacen falta mentes soñadoras como la de Doña Emilia que ejecuten proyectos reales para atraer población. Estamos hartos de brindis al sol del tipo Plan Soria o de los eternos fondos europeos que nos pasan por delante del morro pero nunca se quedan, de hecho, ni siquiera llegan. Además del reclamo turístico, El Pueblo arrastra desde hoy y hasta septiembre un equipo de ochenta personas que comen, duermen y disfrutan del tiempo de ocio que las cámaras y los guiones les permiten. Es cuestión de sacar la calculadora y echar cuentas de los beneficios que dejan estas producciones en una zona con dos habitantes por kilómetro cuadrado. Y si nos salen, hasta podremos regalar a los turistas su correspondiente queso protocolario.