Tenemos la crisis encima, acechando, y ya vimos en el debate a cinco que el presidente en funciones echaba balones fuera. Ayer conocimos los datos del mercado de trabajo de octubre y se confirmó lo peor. Casi 100.000 personas perdieron su trabajo, el doble que en el mismo mes del año pasado, y el peor octubre desde 2012. Y, lo más la lamentable, la buena racha de contratación indefinida que se había logrado en la etapa de Báñez, gracias a la reforma laboral, se ha esfumado. La contratación indefinida desciende tanto en términos mensuales como interanuales. 

El ministro en funciones Ávalos cree que la razón es que mucha gente tiene esperanza de encontrar trabajo y se apunta a las listas del INEM. Es increíble que los socialistas siempre piensen que somos bobos y que no sabemos distinguir los engaños. Cierto que consiguieron engañar a muchos en 2008 y lo que pasó fue que pilló a millones de españoles endeudados hasta las cejas para gastar e invertir en casas que después perdieron. O tantos que creyeron que algunos exagerábamos y acabaron en las listas del paro, desahuciados o con muchas dificultades para hacer frente a los gastos básicos. Miles de personas se volvieron a casa de sus padres a vivir de la pensión. 
El socialismo es miseria y lo vemos cada vez que gobiernan. Y el mecanismo siempre es el mismo. La economía se tuerce y el gobierno de turno dispara el gasto, compra voluntades y miente sobre la realidad. El dato de paro de octubre es uno más en la larga lista que, desde hace meses, venimos conociendo. España va derecha a una crisis de dimensiones aún desconocidas, pero que para muchos será de nuevo letal. Más grave, cuantas más burradas cometan, si vuelven a gobernar. Más impuestos, más regulación y más gasto público sólo la agravará y adelantará la llegada de esa crisis, y veremos si, en unos cuantos trimestres, no tenemos que hablar directamente de recesión.