Laura Álvaro

Cariátide

Laura Álvaro

Profesora


Maternar en tiempos de Covid

05/09/2020

Desde que comencé a escribir esta columna, la entendí como un privilegio. Ya no solo por formar parte de un proyecto tan ilusionante como el medio de comunicación que la acoge, sino porque me ofrece una valiosa oportunidad: hacer las veces de altavoz sobre aquello que creo necesario que la población en general conozca. Ciertamente, en pocas ocasiones parto de algo tan personal como lo voy a hacer ahora, pero la causa lo merece.
Tengo algo que contarles que, si leyeron el número anterior de El Día de Soria, no será una novedad… Dentro de unos meses me convertiré en mamá. Esta noticia, sin duda, es motivo de alegría inmensa, pero también en los tiempos pandémicos que nos ha tocado vivir, genera incertidumbre y temor por lo que pueda suceder con la salud, tanto la mía como la de la futura criatura. Sin embargo, no hay que preocuparse, ¿verdad? Vivimos en un país que garantiza unos derechos mínimos propios de un Estado de Bienestar y velar por la integridad de las mujeres embarazadas es, sin duda, una prioridad. Bajo ese mantra, yo disfrutaba de un fin de verano tranquila y en paz, confiando plenamente en el Sistema. Ante la incertidumbre que está generando la enfermedad con la que llevamos conviviendo ya tantos meses, y de la que no sabemos todavía lo suficiente, lo más lógico es que me ayudaran a preservar mi seguridad. Pero, cual ha sido mi sorpresa cuando, días antes de mi incorporación laboral me he dado de bruces con la cruda realidad. 
¿Qué está pasando con las y los trabajadores altamente sensibles durante esta crisis sanitaria? Porque de este colectivo no solo formamos parte las embarazadas, también existen otros grupos vulnerables con diferentes afecciones cuyo contagio podría suponer un grave peligro para su salud. Pues, y aunque aquí solo puedo hablar de los casos que conozco -que ni mucho menos son todos, pero que sí son especialmente sangrantes- la realidad es que no están siendo tratados con el consecuente cuidado que se debería tener sobre ellos. Remitiéndome de nuevo a los ejemplos de mi entorno, este personal se está teniendo que buscar soluciones a título individual -excedencias, permisos no retribuidos, etc.- para no exponerse contagios en el entorno laboral.
Pero permítanme que me ciña en estos últimos párrafos a la situación particular de las mujeres embarazadas. Porque a todos y todas -dirigentes y no- se nos llena la boca con eso de que hay que subir la natalidad. Sin embargo, ¿con qué realidades tiene que lidiar una mujer que decide ser madre? Pues puedo asegurar -desde mi experiencia y la de mi entorno- que no es una situación sencilla y que se sigue penalizando esta decisión vital en el panorama laboral. Sin ir más lejos, y por poner solo un simple ejemplo, no hay coherencia en eso de que la OMS recomiende la lactancia materna exclusiva durante al menos los primeros seis meses de vida del bebé, pero los permisos sean solo de 16 semanas. A mí no me salen las cuentas. 
Podría seguir con el análisis, y ahondar en cómo el trabajo reproductivo se infravalora a la mínima expresión versus al productivo, pero me temo que sería demasiado extenso. Criar es la base de la supervivencia de la especie, y creo que es algo en lo que no se reflexiona lo suficiente. Si dejamos de gestar, el ser humano se extingue. Comencemos por tanto a ser consecuentes con ello.