Ignacio Fernández

Ignacio Fernández

Periodista


Jabatos

09/04/2020

Hoy, en estos desgarros nuestros, quiero echar un cuarto a espadas a una gente que, mira tú, están dando una lección de las que harán achantar la mui a más de uno. Que están tirando del carro, reponiendo estanterías, acarreando solomillos, troceando merluzas, subiendo las cervezas y cobrando en la caja. Que trabajan bajo una presión inesperada, en un entorno sombrío y fuera de contexto. Para englobarlo todo, les catalogaré con el palabro que suele usarse par su denuesto: la distribución.
Tantas veces hostigados, puestos en el disparadero usualmente, los últimos, los del gobierno, que hicieron de ellos el «chivo expiatorio» del conflicto del campo. Esos enfoques capciosos según los cuales, los «hiper», los «super», las grandes superficies de alimentación, se apropian de lo sustancial de la cadena de valor tocándose la barriga.
Pues ahí los tienen: mantienen abierto el país y alimentada la población, sin que falte de nada, abriendo y cerrando regularmente, abasteciéndose y abasteciendonos. Esta mecánica engrasada, tupida, de redes de consumo comerciales, forjada a base de inversión y de esfuerzo humano, sin un euro de dinero público, aguantando crisis y creando empleo. Instalándose en los barrios y en las esquinas, alimentando generaciones. Llevando a la población el producto del campo de la ciudad, la producción de familias que sin tener donde vender no tendrían nada que producir.
Hoy rindo tributo a la gente de los super y de los hiper, de las tiendas de barrio y de las grandes superficies, quiero enviarles fuerza en un trance como este y recordarles a quienes tanto y tanto les han tocado las narices que al final, como siempre, el tiempo pone las cosas en su sitio. #EstoNOtienequePARAR